El Papa a los misioneros en Vanimo: “Continuad por este camino”
- On 9 de septiembre de 2024
OMPRESS-PAPÚA NUEVA GUINEA (9-09-24) El Papa Francisco visitaba ayer domingo la remota diócesis de Vanimo, en Papúa Nueva Guinea, en su tercer día en Oceanía, en este viaje apostólico que le ha llevado a Indonesia, Papúa Nueva Guinea y, hoy, a Timor-Leste y finalmente, el jueves a Singapur.
Tras la multitudinaria misa en el estadio de Port Moresby, la capital de Papúa Nueva Guinea, un C130 de la Fuerza Aérea Australiana, ha llevado al Papa Francisco hasta Vanimo a 900 kilómetros al noroeste en la costa norte de la gran isla y a escasa distancia de la frontera con Indonesia, país al que pertenece la mita oeste de la misma.
Para darle la bienvenida, frente a la Catedral de la Santa Cruz, han acudido unos 20.000 fieles procedentes de pueblos cercanos. Los bailes tradicionales se han alternado con regalos y apretones de manos. Ha sido recibido por el obispo de la diócesis, Mons. Francis Meli, papuano, nacido en Rabaul, primer obispo autóctono tras los tres obispos misioneros que le han precedido al frente de la diócesis, dos pasionistas australianos y un misionero italiano del PIME. Lo que muestra cómo paso a paso la Iglesia de Papúa Nueva Guinea va tomando el relevo de los misioneros. Tras el saludo de bienvenida del obispo de Vanimo han venido los testimonios de una catequista, una niña del Hogar de Niñas de Luján, una religiosa y una familia.
El Papa les ha valorado que, desde el siglo XIX “la misión en estas tierras nunca se ha interrumpido. Religiosas, religiosos, catequistas y misioneros laicos nunca han dejado de predicar la Palabra de Dios y de ofrecer ayuda a los hermanos en la atención pastoral, en la instrucción, en la asistencia médica y en muchos ámbitos más, debiendo afrontar no pocas dificultades, para ser instrumentos de paz y de amor para todos”. Las escuelas, los hospitales y los centros misioneros dan testimonio de que Cristo vino a traer salvación para todos, para que cada uno florezca en toda su belleza en beneficio del bien común. Una belleza de la que los papuanos son “expertos”. El Papa Francisco les decía que viven rodeados de belleza, “en una tierra magnífica, rica en una gran variedad de plantas y aves, donde uno se queda con la boca abierta ante los colores, sonidos y olores, y el grandioso espectáculo de una naturaleza rebosante de vida, que evoca la imagen del Edén”. Una riqueza que el Señor les ha confiado para que vivan “unidos en armonía con Él y con los hermanos, respetando la casa común y cuidándose mutuamente”. Porque “nuestra misión es precisamente ésta: difundir por doquier, mediante el amor de Dios y de nuestros hermanos, la belleza del Evangelio de Cristo”. Es lo que hacen los catequistas y los misioneros de esta diócesis que para hacer esto “afrontan largos viajes, para llegar incluso a las comunidades más lejanas, a veces dejando sus casas”. Pero sea como misioneros, sea casa, en la escuela, en los ambientes de trabajo, que la “la belleza del paisaje corresponda la belleza de una comunidad en la que las personas se aman, como nos enseñó Jesús”, les animaba el Papa.
Tras su intervención, ha depositado la Rosa de Oro frente a la estatua de Nuestra Señora de Luján, al coincidir esta visita con el 25 aniversario de la llegada a Papúa Nueva Guinea de la estatua de esta advocación mariana argentina. Ha bendecido también 25 imágenes de la Patrona de Argentina, que se llevarán a las capillas de pueblos esparcidos por la selva.
Después se ha encontrado con el grupo de misioneros argentinos del Instituto del Verbo Encarnado que llevan años en esta zona del norte del país. El sacerdote misionero Alejandro Díaz ha explicado a Fides que existe un lazo de amistad entre el Obispo de Roma y esta comunidad misionera, un vínculo de hace años.: “Él siempre nos ha apoyado. Gracias a la ayuda que nos ha enviado construimos un internado para niños, logramos encontrar vehículos todoterreno para movernos por la selva. Gracias a la caridad del Papa también pudimos comprar un minibús que sirve como autobús escolar para los pueblos”. Son seis los misioneros argentinos que viven en Vanimo y con los que ha tenido un encuentro privado. “Le ofrecimos al Papa un mate, bebida típica argentina, y también una torta frita, un plato típico también de Argentina”, cuenta el padre Alejandro. “El Pontífice nos animó a continuar la misión por el camino que hemos emprendido aquí. Luego nos dejó varios obsequios, especialmente Biblias y Rosarios para ser entregados a los fieles y catequistas. También nos regaló una maravillosa estatua de madera de San José”. Además les llevó ocho maletas de medicamentos que este sacerdote misionero dejó en el Vaticano hace tiempo para que el Papa se las “acercara” en este viaje apostólico. “Para nosotros los misioneros fue como una caricia. Nos sentimos animados a continuar por este camino”, concluía el misionero.