El “repor” de Gesto: Dos oros mejor que uno
- On 18 de julio de 2024
1 de agosto de 2021. Estadio Olímpico de Tokio. Tras muchos años de duro entrenamiento, Mutaz Barshim y Gianmarco Tamberi se encuentran en la final de salto de altura. Es la oportunidad de sus vidas para lograr aquello que han soñado desde que eran pequeños. Pero solamente uno de ellos podrá conseguirlo. ¿O no?
Barshim es qatarí y Tamberi es italiano, aparentemente son rivales, los dos buscan lo mismo: la medalla de oro. El resto de rivales han ido derribando el listón y siendo eliminados, solamente quedan ellos dos, quienes, de momento, van empatados. Los dos saltadores demuestran una habilidad excepcional y una determinación inquebrantable al superar cada obstáculo en su camino. El estadio resuena con aplausos y vítores mientras Barshim y Tamberi se elevan hacia nuevas alturas, desafiando los límites de lo posible. Ambos han logrado saltar 2 metros y 37 centímetros. Deben seguir saltando hasta que uno derrote al otro.
En ese momento, Barshim tiene una idea. “¿Puede haber dos oros?”. El juez, sorprendido, le contesta: “Sí, es una opción”. Ellos no se lo piensan. Deciden compartir el premio. No habrá segundo clasificado, los dos serán campeones.
¿Hace falta que alguien pierda para que tú puedas ganar? La respuesta es clara: no. No es necesario apagar la luz de los demás para hacer brillar la propia. Cada uno de nosotros poseemos una luz interior única y especial, con la capacidad de brillar sin eclipsar a los demás.
El verdadero éxito es aquel que se comparte. La verdadera grandeza está en la capacidad de apoyarnos mutuamente y celebrar los logros de los demás como parte de nuestros propios triunfos.
Esta historia nos deja una lección muy valiosa: en un mundo obsesionado con la idea de ganar a toda costa, a menudo olvidamos que el verdadero éxito es compartir nuestras victorias y celebrar los logros de los demás. En el deporte, como en la vida, dos oros son verdaderamente mejores que uno, porque simbolizan la unión, la solidaridad y el espíritu de equipo que hacen que la vida sea verdaderamente bonita.
¿Y tú? ¿Sueles alegrarte con los logros de los que te rodean? ¿Sabes compartir los éxitos con los demás o prefieres destacar por encima de todos? ¿Eres capaz de hacer brillar al resto? Una vez más, el deporte nos enseña que es mucho más importante el camino que la meta. Los amigos, la entrega, la solidaridad, el compartir… esa es la verdadera medalla de oro.