14 nuevos santos en el próximo Día del Domund
- On 2 de julio de 2024
OMPRESS-ROMA (2-07-24) Durante el consistorio público con los cardenales que tuvo lugar ayer, 1 de julio, el Papa Francisco anunció la canonización de los siguientes beatos: ocho franciscanos y tres laicos mártires, el fundador de los misioneros y misioneras de la Consolata, las también fundadoras María-Leonia Paradis y Elena Guerra y Carlo Acutis. Su canonización, salvo la de Carlo Acutis que se celebrará durante el jubileo del 2025, tendrá lugar el 20 de octubre, el Domingo Mundial de la Propagación de la Fe, el Domund.
Los once primeros de esta lista, son conocidos como los “mártires de Damasco”. Fueron asesinados juntos, la noche del 9 al 10 de julio de 1860, en el convento franciscano de San Pablo en Damasco, en el contexto de la persecución contra los cristianos que en aquel año se había extendido desde el Líbano hasta Siria. Ocho de ellos pertenecían a la Orden de los Frailes Menores, seis sacerdotes y dos religiosos profesos. Con excepción de uno, que era austriaco, todos procedían de España. Sus nombres: Manuel Ruiz López, superior del convento, asesinado al pie del altar, tras haber consumido la Eucaristía; Carmelo Bolta Bañuls, párroco y profesor de lengua árabe; Engelbert Kolland, austriaco; Nicano Ascanio Soria; Nicolás María Alberca Torres, sacerdote desde hacía dos años; y el también joven sacerdote Pedro Nolasco Soler Méndez. Con ellos estaban los hermanos laicos Francisco Pinazo Peñalver, sacristán de la comunidad, y Juan Jacob Fernández, cocinero. Aquella tarde también se habían quedado en el convento tres fieles laicos, cristianos maronitas, hermanos entre ellos, que también fueron asesinados en aquel ataque. Se trataba de Francesco Massabki, comerciante de sedas, padre de ocho hijos y ejemplo de gran generosidad hacia los más pobres; Mooti Massabki, casada, con cinco hijos, profesora y catequista; y Raffael Massabki, el menor de los tres, siempre disponible para las necesidades del convento, donde permaneció mucho tiempo en oración. Los nombres de estos hermanos laicos fueron encontrados más tarde y añadidos a los ocho religiosos pocos días después de la beatificación, que se celebró aquí en San Pedro, bajo el pontificado del Papa Pío XI, el 10 de octubre de 1926.
Giuseppe Allamano, el sacerdote piamontés que fundó los Misioneros y las Misioneras de la Consolata, nació en 1851 en Castelnuovo d’Asti, la misma ciudad que San Juan Bosco, a quien tuvo como director espiritual cuando era niño y adolescente en el Oratorio Salesiano de Valdocco. Ordenado sacerdote en 1873, aceptó el cargo de Rector del Santuario de la Consolata, que nadie quería debido al antiguo edificio hoy en ruinas y a la difícil situación del internado para la preparación de los jóvenes sacerdotes. Por ello trabajó con todos los medios para que la Consolata volviera a ser un centro espiritual para la ciudad de Turín. También se interesó por los problemas de los trabajadores y se convirtió en un pionero de la prensa católica. Atraído desde niño por el ideal misionero, concibió con suma claridad la misión ad gentes como máxima realización de la vocación sacerdotal y por ello fundó en 1901 el Instituto de Misioneros de la Consolata. Habiendo sentido entonces la urgente necesidad de mujeres consagradas a tiempo completo a la causa de la evangelización, fundó, nueve años más tarde, el Instituto Misionero de la Consolata que, junto con la rama masculina, fue objeto de los cuidados del Beato Allamano en el último período de su vida. Murió el 16 de febrero de 1926. Fue beatificado por San Juan Pablo II el 7 de octubre de 1990.
Nacida en Canadá en 1840, la beata María-Leonia Paradis, vistió el hábito religioso de las Hermanas Marianitas en Saint-Laurent, cerca de Montreal. Después de haber realizado su servicio como religiosa en varios lugares de Canadá y finalmente, durante ocho años, en Nueva York, Estados Unidos, fue enviada al St. Joseph College de Memramcook, donde su camino vocacional tuvo su evolución más decisiva. Reunió a su alrededor un grupo de muchachas, deseosas de abrazar la vida religiosa y de apoyar espiritual y materialmente la persona y la obra apostólica de los sacerdotes. Así nació el Instituto de las Hermanitas de la Sagrada Familia, que tenía su casa madre en Sherbrook, en el extremo sur de Quebec. Aquí María Leonia concluyó su peregrinación terrena el 3 de mayo de 1912. San Juan Pablo II celebró la beatificación de María Leonia el 11 de septiembre de 1984 en Montreal.
Elena Guerra, italiana, nació y vivió en Lucca. Antes de cumplir los ocho años en 1843, sintió surgir en ella una extraordinaria devoción al Espíritu Santo, de forma espontánea y sin que nadie le enseñara. Fue el comienzo de un camino de maduración espiritual y perfección cristiana, centrado en temas ascéticos y sobre todo en el Espíritu Santo, el Cenáculo y Pentecostés. Incluida entre las Damas de la Caridad, visitó a los pobres y enfermos en sus casas y, con el consentimiento de su familia, lo hizo también cuando el cólera asoló Lucca. Se dedicó a la producción y publicación de escritos sobre la condición de la mujer y, junto a un grupo de compañeras, creó una escuela en la ciudad. Así nació el Instituto Santa Zita, para la educación de las niñas. Posteriormente las monjas iniciaron la vida común y tomaron el nombre de Oblatas del Espíritu Santo. El Papa León XIII, autor entre otras cosas en 1897 de la encíclica Divinum illud Munus sobre la presencia y las virtudes del Espíritu Santo, animó personalmente a la beata a difundir la devoción al Espíritu Santo. Murió el 11 de abril de 1914. San Juan XXIII la elevó a los honores de los altares, primera beatificación de su pontificado, el 26 de abril de 1959.
Por último, el beato Carlo Acutis, cuya fama de santidad y signos, se extendió rápidamente tras su muerte a todo el mundo, nació en Londres, de padres italianos, el 3 de mayo de 1991. Carlo vivía en Milán y pidió recibir la Primera Comunión antes de la edad habitual, germen del apostolado de la Eucaristía que caracterizó toda su corta existencia. A los 14 años inició el bachillerato clásico en el Instituto León XIII de Milán, dirigido por los padres jesuitas, donde tuvo la oportunidad de desarrollar y expresar mejor su personalidad de niño comprometido y diligente, extraordinariamente bueno con todos. Enseñó catecismo a los niños de su parroquia de Santa María Segreta. Apasionado de las más modernas herramientas de comunicación, se ocupó del sitio web parroquial y luego del de su escuela, y finalmente de la Pontificia Academia Cultorum Martyrum. Organizó una exposición internacional, con fotografías y descripciones históricas, sobre 136 milagros eucarísticos. Acogiendo y cuidando a los más pobres, ayudó a las personas sin hogar, a los necesitados de su propia paga semanal. Una grave forma de leucemia acabó con su vida terrenal. Unos días antes de morir ofreció su vida al Señor por el Papa, por la Iglesia y para ir al Cielo. La muerte cerebral fue declarada el 11 de octubre de 2006 y su corazón dejó de latir a la mañana siguiente. El Papa Francisco declaró beato a Carlo Acutis el 10 de octubre de 2020.