Fátima y Osaka unidas por la misión
- On 18 de junio de 2024
OMPRESS-PORTUGAL (18-06-24) El obispo auxiliar de Osaka, Japón, Mons. Paul Toshihiro Sakai, presidía este domingo la misa en el área de oración del Santuario de Fátima. Unido a una peregrinación de misioneros, aprovechó para dar las gracias a los misioneros presentes en Japón.
Este fin de semana tenía lugar en Fátima la peregrinación nacional de la Sociedad Misionera de Boa Nova, el equivalente portugués del Instituto Español de Misiones Extranjeras en nuestro país, o el Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras en Italia. Como tal ha sido un cauce a la misión para los sacerdotes diocesanos portugueses desde 1930 cuando lo aprobó el “Papa de las Misiones”, Pío XI. Esta Sociedad misionera siempre ha tenido el santuario de Fátima como un referente para su misión, por lo que no ha faltado ningún año a su cita anual, un fin de semana, en el que además intentan acoger y ejercer su ministerio sacerdotal de cara a los peregrinos que llegan de Portugal y de todo el mundo. En la actualidad estos sacerdotes misioneros portugueses están presentes en Mozambique, Brasil, Angola, Zambia y Japón.
Como un miembro más de su peregrinación han contado con el obispo auxiliar de Osaka. Ecclesia, la agencia de noticias de la Conferencia Episcopal Portuguesa, lo ha entrevistado para hablar de la Iglesia de su país. Mons. Sakai ha destacado que el porcentaje de católicos en Japón es inferior al 1%. Aun sí, “la mayoría de los japoneses tienen mucho respeto y aprecio por el cristianismo, hay muchas escuelas católicas o cristianas, que acogen a unos 200.000 estudiantes”, explicaba. Se trata de una Iglesia en la que los misioneros son muy necesarios. De los sacerdotes católicos de su diócesis, alrededor de un centenar, más del 30% son misioneros extranjeros. Uno de ellos es el padre Nuno Lima, misionero de la Sociedad Misionera de Boa Nova, que es el párroco de la catedral de Osaka. “Por favor”, decía Mons. Sakai, “oren para que se sigan enviando misioneros desde países de todo el mundo, por favor recen para que aumente el número de jóvenes que sueñan con ser misioneros”.
El superior de esta sociedad, que encabezaba la peregrinación, el padre Adelino Ascenso, explicó que la misión en Japón es diferente y difícil, por lo que exige. En declaraciones a Ecclesia, señalaba que la presencia del obispo japonés era un “reconocimiento a nuestra labor en ese fermento que es la Iglesia japonesa. Naturalmente, esto es un gran estímulo para nosotros, porque la misión en Japón siempre termina siendo una misión con un carisma especial”. La dificultad de la misión, explicaba el padre Adelino tiene que ver con el hecho de que “vas a Japón y tus valores sufren una gran sacudida. Lo cual es bueno, porque si la persona realmente aguanta, se le pueden caer las hojas secas; esas hojas secas que necesitan caer para que puedan crecer nuevos brotes. Esto es lo que ocurre principalmente en Japón o en otros campos misioneros, donde las realidades son muy diferentes”.