“Cuando sea mayor, voy a ser misionera”
- On 10 de junio de 2024
OMPRESS-ALCALÁ (10-06-24) La delegación de misiones de la diócesis de Alcalá no deja de visitar durante todo el año aquellos colegios a los que se les invita, dando el toque misionero a la impresionante labor que realizan profesoras y profesores de religión, llevando la historia viva de la misión y de los misioneros a los más pequeños.
Como explica la hermana Beatriz Liaño, “estamos terminando el curso en lo que a visitas a centros de enseñanza se refiere. La última semana de mayo, los días 30 y 31, visitamos el CEIP El Olivo de Coslada. Fuimos invitadas por las profesoras de religión, Marisa y Miriam, y es un deber comenzar dando gracias a la dirección del centro que facilitó algunos cambios de horario para juntar clases y que pudiéramos visitar a todos los alumnos de religión entre 2º y 6º de primaria en dos días”.
El primer día estuvieron con 2º y 3º. Les enseñaron la canción «Yo quiero ser un niño misionero» —coreografía incluida— que es un éxito allí donde se va, explica la hermana, y, a través de las fotografías, viajaron a la región del Puyo, en la Amazonía ecuatoriana. Les hablaron de las incursiones misioneras que Siervos y Siervas del Hogar de la Madre realizan allí junto con grupos de jóvenes, cruzando los caminos enlodados de la selva y atravesando ríos caudalosos con el agua a la altura del pecho. Terminaron la jornada saludando a los alumnos de la clase de valores, que nunca habían visto una monja y enviaron recado de que querían conocernos. El segundo día estuvieron con 4º, 5º y 6º. Con los «mayores» ya no se canta, añaden, pero tuvieron conversaciones muy bonitas sobre el llamamiento al amor y la vocación personal de cada uno.
Ese segundo día, al terminar las clases, la profesora Miriam tenía una sorpresa. Esa misma mañana, antes de que llegaran, los niños de 2º habían tenido clase de reli y habían dedicado un rato a hacer unos preciosos dibujos en agradecimiento por la visita.
Por mi parte, añade, la hermana Beatriz, “yo me quedo con un recuerdo muy especial grabado en el fondo de mi corazón. Una niña que, después de decirme mil veces lo contenta que estaba de habernos conocido, cuando ya nos íbamos, se agarró de mi hábito y me dijo: «¿Sabes, hermana? Cuando sea mayor, voy a ir allí, voy a ser misionera»”.