En Infancia Misionera te enseñan a ser misionero

En Infancia Misionera te enseñan a ser misionero

  • On 11 de enero de 2024

OMPRESS-MADRID (11-01-24) Ayer tenía lugar la rueda de prensa de Infancia Misionera, que de la mano de un niño de 12 años y de una misionera en Marruecos, ilustraba el contenido y objetivos de etsa Obra Pontificia que celebra su Jornada en España este próximo domingo 14 de enero con el lema “Comparto lo que soy”.

Un año más, España ha sido líder en generosidad con Infancia Misionera, la Obra Pontificia que apoya a los misioneros en su trabajo con los niños. Además de enviar más de 12 millones de euros para apoyar 2.500 proyectos infantiles de educación, salud, protección de la vida y evangelización, esta Obra implica a los niños en la misión de la Iglesia. Mateo Méndez –un niño español de 12 años–, y Elvira Pillado –misionera en Tánger donde llevan adelante una guardería para 100 niños y una casa de acogida para 9 niñas– han explicado en la rueda de prensa cómo se hace posible.

Cuando Mateo Méndez fue por primera vez al campamento de Infancia Misionera en Navarra en 2022, le movían las ganas de pasarlo bien. Desde que era pequeño estaba suscrito con sus ahorros a la revista de Infancia Misionera Gesto, y allí lo vio anunciado. Sin embargo, al año siguiente quiso repetir por otro motivo. “Te enseñan a ser misionero, no hace falta irse al Congo para serlo”. Este niño de 12 años ha explicado en la rueda de prensa de presentación de la Jornada de Infancia Misionera la diferencia entre ser bueno y ser misionero. “Para ser misionero hay que ser bueno, pero sobre todo hay que centrarse en Jesús”. Y eso se puede realizar en la vida cotidiana a través de pequeños gestos, como obedecer a la primera, bendecir la mesa con los amigos en tu cumpleaños, llevar la hucha del Domund, organizar mercadillos en el colegio o rezar por los misioneros. Y por ello, ha animado a todos los niños de España a no quedarse en las buenas intenciones, sino en pasar a la acción. “Hay que centrarse en lo activo y rezar para que lo que tú no puedes hacer lo hagan otros”.

Gracias a niños como Mateo Méndez en todo el mundo –y a adultos que apoyan Infancia Misionera–, la Santa Sede puede apoyar 2.500 proyectos infantiles al año, que benefician a más de 4 millones de niños en las misiones. Son proyectos de educación, salud, protección de la vida y evangelización. Un año más, España fue el país que más aportó: 2.325.225,17 euros, para sostener 431 proyectos en 44 países.

“No se trata solo de apoyar proyectos, sino que se ayuda a que la Iglesia esté presente allí donde los niños necesitan de los misioneros”, ha explicado José María Calderón, director nacional de las Obras Misionales Pontificias, institución organizadora de la Jornada. Y por ello se ayuda a orfanatos, maternidades, escuelas, leproserías… Por otro lado, ha subrayado que “Infancia Misionera no es solo una institución que recoge dinero”, sino que intenta concienciar a los niños y a los adultos en la necesidad de apoyar el trabajo de los misioneros con la oración y los donativos. Con este fin se organizan al año eventos como Sembradores de estrellas, concursos de dibujo, encuentros o el campamento al que asistió Mateo Méndez.

La religiosa de Jesús María, Elvira Pillado, ha dado fe de que estas ayudas llegan a Marruecos. Cada año, Infancia Misionera ayuda a 6 proyectos de la Iglesia católica allí, principalmente para la alimentación y la educación de niños de familias con pocos recursos. Las misioneras saben que cuentan con estas ayudas para cubrir los gastos ordinarios, y por eso ha querido agradecer a todos los que han colaborado. En concreto, su congregación lleva adelante dos proyectos. Por un lado, la guardería “Sagrado Corazón” para 100 niños de familias que no pueden pagar la educación infantil al ser privada. Y por otro lado la casa de acogida “Dar Tika”, un hogar para niñas de 6 a 14 años derivadas por las autoridades marroquíes. Allí son acogidas y educadas hasta que pueden valerse por sí mismas. “Hay que dedicarle alma, vida y corazón. Es un trabajo muy bonito, merece la pena”.

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