En medio de una aldea de Tailandia
- On 21 de diciembre de 2023
OMPRESS-TAILANDIA (21-12-23) Trece jóvenes voluntarios franceses de las Misiones Extranjeras de París en Tailandia y Laos vivieron un encuentro en una aldea de las montañas del norte de Tailandia, no lejos de la frontera con Myanmar, para compartir las experiencias de misión que están viviendo. Lo comparten dos de ellos Claire y Paul-Amaury. Se reunieron en la aldea KM48, en la provincia de Tak durante tres días de oración, descanso y oportunidades de compartir.
“Nos acompañaron cinco voluntarios de la asociación Enfants du Mekong y tres hermanas javerianas del Congo y Brasil. Así que, aunque perdidos en un pueblo en lo profundo de las montañas, ¡nuestro grupo reunió a unas veinte personas de cuatro continentes diferentes! En este hermoso entorno boscoso, en la frontera entre Tailandia y Birmania, nos alojamos todos juntos en la parroquia del pueblo dirigida por dos padres javerianos de origen italiano. Les ayudan tres voluntarios de las Misiones Extranjeras de París, Vincent, Côme y Gauthier, que sirven con ellos a unos 400 católicos del pueblo. Con la afluencia de refugiados birmanos que huyen de la guerra civil, los padres se ocupan mucho de los niños de la región, cristianos o no, algunos de los cuales ni siquiera van a la escuela. ¡Algunos de estos niños se unieron a nosotros para las comidas e incluso en los momentos de oración y compartir en francés! Fue muy hermoso ver los lazos de amistad que formaron con los voluntarios.
Entre reflexiones sobre la vocación misionera, momentos de intercambio individual con las hermanas y el compartir las alegrías y tristezas de la misión, participamos en algunas actividades de la parroquia. Salidas a nadar con los niños, fútbol, veladas de karaoke y, por supuesto, ¡misa dominical! A petición de los misioneros, preparamos dos cantos en francés para la misa, que fueron muy apreciados por los feligreses del pueblo. Incluso nos alabaron en tailandés: Pasa frangsé suay maak! (el francés es muy bonito).
Tras de la misa, tuvimos la alegría de vivir un momento conmovedor e inesperado acompañando al sacerdote que daba la comunión a los enfermos del pueblo. Luego partimos con un nuevo aliento hacia nuestros respectivos lugares de misión. ¡Decididos a experimentar la alegría de la misión durante los meses que nos quedan por vivir aquí! ¡Bendito sea Dios por este hermoso tiempo de reencuentro y por la total disponibilidad de los padres y hermanas que nos cuidaron durante este weekend!”.