Niños de Infancia Misionera en el encuentro con el Papa
- On 7 de noviembre de 2023
OMPRESS-ROMA (7-11-23) Un abuelo entre sus nietos, así se presentó el Papa Francisco a los 7.000 niños que se acercaron ayer por la tarde al Aula Pablo VI del Vaticano, provenientes de 84 países para participar en “Los niños encuentran al Papa”, en el que se sucedieron las preguntas y respuestas, dirigidas por los niños al Pontífice.
Hubo sobre salvar la tierra preguntas, o sobre la guerra y la paz. La niña palestina Rania le preguntaba qué ocurriría si estallara la tercera guerra mundial. El Papa le respondía que ya ha estallado para muchos lugares del mundo, y le recordó entre otras guerras que siempre están como la del Congo, Myanmar o Mozambique. Iván, un niño ucraniano, le preguntó cómo se hace la paz. “La paz se hace con la mano extendida, buscando implicar a otras personas para ir juntos”, les decía el Papa Francisco, “saludando a los amigos, recibiendo a todos en casa. La paz se hace con el corazón y con la mano extendida”. Aunque también le preguntaron qué soñaba por la noche o quiénes eran sus amigos. A esto último respondió que tenía muchos porque “la persona que no tiene amigos, es una persona triste”.
Entre los pequeños presentes había un grupo de niños de la Infancia Misionera de Eslovaquia. Procedentes del pequeño pueblo de Zazriva, Liliana, Paulína, Bianka, Anton, Tomáš, Annamária, Karolína y Matej, de edades comprendidas entre los 10 y los 14 años, han agradecido al Señor, el haberse podido encontrar con el Papa Francisco. Estas chicas y chico conforman un grupo de “Missionary sedes”, semillas misioneras. Hay unos 500 en todas Eslovaquia. Annamária ha explicado que rezan mucho, en una cadena que los une a otros niños, que rezan juntos por los enfermos, los pobres y todos los necesitados del mundo. “La oración nos mantiene a todos conectados”.
Martin Farbák, de las Obras Misionales Pontificias en Eslovaquia ha explicado a Fides que la Obra Pontificia de la Infancia Misionera “cuenta con una larga historia en nuestro país. Ya existía desde los años treinta”. Desgraciadamente, después de 1948, con la llegada del comunismo a Checoslovaquia, las Obras Misionales Pontificias fueron obligadas a cerrar, hasta que, tras la revolución de 1989, volvieron de nuevo y, asegura “desde entonces nunca nos hemos detenido”.