Los religiosos, dice el Papa, signos del Reino para las personas a las que son enviados
- On 23 de junio de 2023
OMPRESS-ROMA (23-06-23) El Papa Francisco recibía ayer a los participantes en el Capítulo General de la Congregación de los Agustinos de la Asunción, los Asuncionistas. El tema de este capítulo “El Reino de Dios está cerca”, le dio la oportunidad de hablar de la misión de los religiosos, que son signos del Reino, dondequiera que se encuentren.
El Papa les decía precisamente que “una de las principales misiones de la vida religiosa apostólica es manifestar de modo muy concreto, en la vida cotidiana, esta cercanía del Reino y, por tanto, esta esperanza para cada persona y para el mundo entero. Dondequiera que estéis, sois signos del Reino por vuestra cercanía a las personas a las que sois enviados”.
Esta cercanía, señalaba el Papa Francisco, pasa lógicamente a través de las obras, “tanto las propias de vuestra congregación como las vinculadas a las iniciativas apostólicas de la Iglesia a las que contribuís”. Pero más allá de las acciones, está el hecho de acercarse, de hacerse cercano, verdadero testimonio evangélico, y “el testimonio tiene esta fuerza: abrir las ventanas para ver la esperanza de un Reino que está cerca”.
El Papa agradecía a los Asuncionistas la misión que desarrollan en Oriente Medio, “donde la condición de los cristianos está amenazada, y en Europa del Este, donde la guerra de Ucrania pone en peligro el equilibrio civil y religioso de la región. Quiero expresar también el agradecimiento de la Santa Sede por la fidelidad de vuestro compromiso con la pequeña Iglesia católica de rito bizantino en Bulgaria, que cuenta con vosotros. Vuestra larga experiencia de diálogo con la ortodoxia, así como con el islam y el judaísmo, es inestimable para la Iglesia; que haga de vosotros, hoy más que nunca, artífices de unidad y comunión al servicio de la paz”.
Comentó además el Santo Padre el hecho de que uno de cada tres miembros de los Agustinos de la Asunción esté en formación. Valoró esta gracia, “esta vitalidad renovada que el Señor os concede”. Una verdadera novedad, y toda novedad puede asustar pero, “¿No es el Reino de Dios en sí mismo una irrupción radical de novedad para nuestra humanidad?”. Y terminaba: “La Iglesia tiene confianza en vosotros”.