“La inocencia de la primera llegada a la misión”

“La inocencia de la primera llegada a la misión”

  • On 22 de junio de 2023

OMPRESS-PERÚ (22-06-23) El pasado enero el obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández hacía una visita a la misión que su diócesis impulsa en Picota, Perú, donde pudo conocer de primera mano la labor de los misioneros cordobeses y el fruto de la solidaridad de tantos fieles con esta presencia de misión cordobesa.

Con este motivo la Diócesis de Córdoba ha entrevistado a Antonio Reyes, uno de los sacerdotes enviados a Picota, que en breve recibirá a cordobeses que irán a vivir este verano una experiencia de misión.

El padre Reyes cuenta que este verano esperan “en una primera remesa a catorce, luego un grupo de SUF (Somos una Familia) de seis, del Seminario de Córdoba diecinueve con uno de los formadores, y también vienen dos médicos en el mes de septiembre, José Luis y Mari Carmen, su mujer, de la Delegación de Misiones. Supone siempre una alegría para todos ver que los puentes de unión entre Picota y Córdoba están frescos, se recuperan después de la pandemia, que tanto daño ha hecho porque nos ha aislado muchísimo. Supone también en uno volver a redescubrir la inocencia de esa primera llegada a la misión, porque lo ve en ellos, en sus experiencias, en su manera de afrontar las dificultades, de encontrarse con las personas, de desplazarse a los distintos poblados y caseríos. Lo que ellos viven en primera persona, como primera experiencia, a ti te recuerda también lo que dice el libro del Apocalipsis, el primer amor, y te recuerda el motivo del porqué estás allí. Te hace aterrizar muchísimo más los pies en la tierra”.

El padre Reyes explica en la entrevista que su llegada supone una alegría para la población de Picota: “Los presentamos en la primera eucaristía y se rompen en aplausos, en gratitud, saben que se estrechan lazos y saben que son parte de su vida parroquial, a los que no les ponen rostro y ahora sí. Cada uno va a sembrar lo mejor de sí mismo, entonces supone, cuando llegan estos momentos, un poquito de desconcierto, porque la casa donde nosotros estamos es pequeña. Afortunadamente el padre Rafael Prados hizo una mejora de las instalaciones, muchas más habitaciones, pero los camarotes o las literas que tenemos son las que tenemos. Entonces ves que la casa se llena de vida y aquello los primeros días es un desconcierto”.

Recuerda que la misión de Picota “vive de las donaciones de las colectas de las personas y de la aportación de la Delegación de Misiones de Córdoba. Hay que expresar la gratitud a Cáritas Diocesana que apoya en la casa hogar, al Cabildo Catedral y a tantas instituciones que se vuelcan económicamente. La providencia siempre salva y tiene rostro y corazón de cordobeses que se vuelcan. No obstante, la oración es el motor clave y nos sostiene”.

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