Los misioneros espiritanos alertan de la terrible situación de las comunidades nómadas etíopes
- On 20 de abril de 2023
OMPRESS-ETIOPÍA (20-04-23) Kilimpe Garbicha, superior en Etiopía de la Congregación del Espíritu Santo, los espiritanos, ha compartido con sus hermanos de congregación la catastrófica situación de las comunidades nómadas en la remota zona del país donde los espiritanos trabajan desde 1972. Una verdadera catástrofe humanitaria causada por la sequía.
Los espiritanos trabajan entre comunidades nómadas de una región de Etiopia cercana a la frontera con Kenia. Son las comunidades de pastores Borana y más al sur los Gamo Gofa y los Omo, entre la comunidad nómada Hamer. Estas comunidades se enfrentan actualmente a la triste realidad del hambre y la pérdida de ganado. La sequía en curso en el Cuerno de África ha afectado gravemente a los medios de vida de estos pastores.
El área de Borana donde trabajan los espiritanos es parte de una región más grande que incluye Kenia, Somalia y Etiopía. En el pasado fue hogar de la comunidad de pastores borana, que hoy sigue desplazándose por estas tierras en el sur de Etiopía. Esta comunidad tuvo estructuras de gobierno durante más de cinco siglos y, como muchas culturas pastoriles, su riqueza se expresaba en ganado. Una familia puede llegar a tener 500 animales, pero hoy en día sus grandes rebaños y su forma de vida se han visto profundamente afectados y ahora tienen que adaptarse a un clima en la región cada vez más seco. La situación actual es catastrófica: inseguridad alimentaria y desnutrición, agotamiento del agua y los pastos, desplazados internos, deserción escolar, aumento de los precios de los alimentos.
El padre Garbicha habla de que normalmente hay dos temporadas de lluvias al año, una larga conocida como Gaana, de mediados de marzo a mayo, y una corta, conocida como Hagaya, de mediados de septiembre a noviembre. Se espera siempre que durante la temporada larga se produzca el 70% de la producción agrícola así como el forraje para la ganadería de todo el año. La corta apenas contribuye al 30%. El problema es que en la zona de Borana se ha producido una sequía prolongada, desde el año pasado, que está dando como resultado una catástrofe humanitaria. Todo comenzó con la enorme pérdida de producción, un increíble 98,4%, en la temporada Gaana de 2021-2022 y el fracaso casi total de la producción agrícola de la temporada Hagaya. A esto se sumó la llegada de una plaga de langosta del desierto que afectó a 68.852 hectáreas de tierra.
Resultado, la comunidad de pastores nómadas ha perdido gran parte de sus cabezas de ganado (el padre Garbicha cita cifras gubernamentales que hablan de más de 3,3 millones de animales perdidos), lo que ha llevado a una situación límite con más de 370.000 personas que se han convertido en desplazados internos que huyen del hambre. Hay casos de desnutrición grave en niños menores de cinco años, mujeres embarazadas/lactantes e incluso de adultos mayores. Por otro lado, incluso en quienes todavía no han llegado a una situación límite, la falta de agua lleva al abandono escolar, porque la búsqueda del preciado líquido se vuelve un asunto crítico para el día a día.
El misionero espiritano señala que, “a pesar de la existencia de muchos socios humanitarios en la zona, existe una gran brecha entre las necesidades y las respuestas en curso”. Se necesita movilizar recursos para salvar vidas y lograr medios de subsistencia para una comunidad cuyos problemas no parece que mejoren en un futuro cercano.