Fallece el misionero de los Sagrados Corazones Alberto Pereda
- On 22 de marzo de 2023
OMPRESS-MADRID (22-03-23) Este pasado sábado fallecía en el Hospital de Guadarrama, Madrid, el misionero de los Sagrados Corazones de Jesús y de María Alberto Pereda Martínez de Osaba. Toda una vida misionera, entregada a los demás, con 14 años en la República Democrática del Congo y 23 en Paraguay. Estaba enfermo desde hacía cinco meses, a causa de un tumor cerebral que lo ha ido limitando cada vez más.
Alberto nació en Miranda de Ebro, Burgos, el 7 de junio de 1942 y fue bautizado en la Parroquia de San Nicolás. Entró a estudiar bachillerato en la Escuela Apostólica de los Sagrados Corazones de Miranda de Ebro y después pasó a hacer el noviciado en San Miguel del Monte, también en provincia de Burgos, donde profesó como religioso de los Sagrados Corazones el 8 de septiembre de 1960. Hizo los estudios eclesiásticos en el Escolasticado de los Sagrados Corazones, cursando Filosofía en San Miguel del Monte y Teología en El Escorial, Madrid, donde hizo la profesión perpetua. Se ordenó sacerdote en Madrid el 26 de marzo de 1966. A los pocos meses de ser ordenado, fue enviado a Kinshasa, República Democrática del Congo, junto con el también mirandés Joaquín Salinas, para fundar la misión de la Congregación en la capital del país, que había obtenido hacía poco la independencia. Su primer destino en Kinshasa fue la Parroquia de la Sagrada Familia. En 1970 fue nombrado superior de la comunidad y encargado de la misión. En octubre de 1974 pasó a la Parroquia de San Teófilo, donde fue también superior de la comunidad y párroco.
En 1980 regresó a España y fue destinado a la Parroquia de San Braulio, en Madrid, donde fue nombrado párroco y maestro de novicios. Fue consejero provincial entre 1981 y 1984. En 1983 formó parte también del Equipo de Pastoral Juvenil y Vocacional. En 1985 es enviado a Barcelona, a la comunidad de la Avenida de República Argentina, como superior de la comunidad y rector de la Iglesia de los Sagrados Corazones. Solo permanece allí un año, porque en 1986 fue a Miranda de Ebro para cuidar a su madre, colaborando además en la pastoral del Colegio de los Sagrados Corazones. En 1987 vuelve a ser consejero provincial, hasta 1990, y en 1988 es nombrado superior de la comunidad de Miranda. A partir de 1991, es también director del colegio y miembro de la Comisión Provincial de Formación Permanente. En 1994 es destinado de nuevo a la Parroquia de San Braulio de Madrid, como párroco y superior de la comunidad.
En 1995 va como misionero a Paraguay y es destinado a la Parroquia de Santa Catalina, en la ciudad de Fernando de la Mora, próxima a la capital del país, donde permanecerá durante 23 años. Muchos de esos años, prestó también allí los servicios de párroco y superior de la comunidad. En 2018 regresó a España definitivamente y fue destinado a la Parroquia de San Marcos, en Sevilla, donde ha sido también párroco y superior de la comunidad. Allí le sorprendió la enfermedad el pasado otoño y, cuando empezó a necesitar de cuidados especiales, fue destinado a la comunidad de El Escorial, donde ha permanecido los últimos tres meses de su vida. Como señalan desde su congregación, él, que se ha caracterizado por el cuidado a los demás, ha podido recibir también los cuidados de muchos en este último medio año, primero en Sevilla y después en El Escorial.
La eucaristía funeral por Alberto se celebra este lunes, 20 de marzo, a las 5 de la tarde, en la Iglesia de los Sagrados Corazones de la Casa San José de El Escorial. Después, su cuerpo será incinerado. El sábado 25 de marzo, a las 12 del mediodía, se celebrará una eucaristía por él en la Iglesia de los Sagrados Corazones de Miranda de Ebro y, a continuación, sus cenizas serán depositadas en la sepultura de la Congregación en el Cementerio de Santa María de Altamira de dicha ciudad.
“Alberto ha sido un religioso y sacerdote entregado a los hermanos y a la misión en Kinshasa, en España y en Paraguay”, manifiestan sus hermanos de congregación. “El camino cuaresmal ha terminado para él en este Domingo Laetare. Que viva ahora en plenitud la alegría del evangelio, de la que ha sido testigo ante muchos a lo largo de su vida. Nos unimos como hermanos en el sentimiento, la oración y la esperanza, teniendo especialmente presentes a las comunidades de El Escorial y San Marcos, a la familia de Alberto y a todos sus amigos y seres queridos. Que descanse en la paz y en el amor de los Sagrados Corazones”.