La misión de ser apóstoles en una Iglesia apostólica
- On 15 de marzo de 2023
OMPRESS-ROMA (15-03-23) El Papa Francisco ha continuado con las catequesis de la audiencia general de los miércoles dedicadas a la pasión por la evangelización y al celo apostólico del creyente. La catequesis de hoy la ha centrado en “ser apóstoles en una Iglesia apostólica”.
¿Qué significa ser apóstoles hoy?, es la pregunta que ha buscado responder el Papa: “La palabra ‘apóstol’ trae a la mente el grupo de los doce discípulos elegidos por Jesús”, pero, añadía, “¿somos conscientes que ser apóstoles concierne a todo cristiano? ¿Somos conscientes de que nos concierne a cada uno de nosotros?”. Ha recordado que cada cristiano está llamado a ser apóstol en una Iglesia que “en el Credo profesamos como apostólica”.
Ser apóstoles, significa ser enviado para una misión, juntamente con la vocación, la llamada: “Así ha sido desde el principio, cuando el Señor Jesús ‘llamó a los que quiso y se fueron con él’”. San Pablo, recordaba el Papa Francisco, también se presentaba así: “Pablo, llamado a ser Apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios”, y cómo insistía en el hecho de que él era “apóstol no de parte de hombres ni por mediación de ningún hombre, sino por Jesucristo y Dios Padre que lo resucitó de entre los muertos”.
Dios elige “para servicios que a veces parecen sobrepasar nuestras capacidades o no corresponden a nuestras expectativas; a la llamada recibida como don gratuito debe responderse gratuitamente”.
Se trata de una llamada que han recibido sacerdotes, consagradas y consagrados, pero también todo fiel laico, hombre o mujer: “El tesoro que habéis recibido con vuestra vocación cristiana, estáis obligados a darlo: es el dinamismo de la vocación, es el dinamismo de la vida. Es una llamada que capacita para llevar a cabo la propia tarea apostólica de manera activa y creativa, dentro de una Iglesia en la que hay diversidad de ministerio pero unidad de misión”.
En este marco de la unidad de la misión, “la diversidad de carismas y ministerios no debe dar lugar”, explicaba el Papa Francisco, “a categorías privilegiadas”. Esto lo calificaba de paganismo, porque “la vocación cristiana no es una promoción para subir, ¡no! es otra cosa”. Por eso, “¿quién tiene más dignidad en la Iglesia: el obispo, el sacerdote? No… todos somos cristianos al servicio de los demás. ¿Quién es más importante en la Iglesia: la religiosa o la persona común, bautizada, el niño, el obispo…? Todos somos iguales”. Por eso quien se cree más que los demás, se equivoca: “Esa no es la vocación de Jesús. La voación que Jesús da, a todos, también a aquellos que parecen estar en lugares más altos, es el servicio, servir a los demás, humillarte”, Porque “la vocación de Dios es adoración al Padre, amor a la comunidad y servicio. Esto es ser apóstoles, este es el testimonio de los apóstoles”.