20 años de los espiritanos en Bolivia

20 años de los espiritanos en Bolivia

  • On 28 de febrero de 2023

OMPRESS-BOLIVIA (28-02-23) Los espiritanos llegaron a Bolivia en 2003, un fruto de las celebraciones, aquel año, del tricentenario de la fundación de la congregación. Hoy tienen a su cargo tres parroquias en la archidiócesis de Santa Cruz de la Sierra. Y además de evangelizar, trabajan la tierra.

En aquel 2003, en las celebraciones del tricentenario de la fundación de la Congregación del Espíritu Santo, los espiritanos, fundada en 1703 por el sacerdote Claude Poullart des Places, tuvieron un encuentro de la región de América Latina con el tema “la presencia espírita en América Latina”. Entre sus proyectos comunes, tuvo especial importancia el proyecto de la misión espiritana en Bolivia. Era una misión cerca de Brasil y Paraguay, era relativamente fácil obtener los visados, tenía una pastoral abierta y era una de las más pobres.

El primer equipo de espiritanos que llegaron a Bolivia se encargó de una parroquia en la periferia pobre de la ciudad más poblada del país, Santa Cruz de la Sierra, San Juan Bautista, que después subdividida, dio origen a la nueva parroquia de María de Nazaret. En 2014, el arzobispo de Santa Cruz, Mons. Sergio Gualberti, les presentó un nuevo desafío, que asumieran la Parroquia de Buenavista, una parroquia rural ubicada a 100 kilómetros al noroeste de Santa Cruz de la Sierra. La parroquia había nacido de una de las misiones históricas de los jesuitas.

Cuando los espiritanos llegaron a Buenavista, buscaron tener autosuficiencia económica por lo que adquirieron un “chaco”, como se conocen las fincas agroforestales para sembrar. En la finca se sembró cacao, café, mango, aguacate, guayaba y muchos árboles nativos y numerosas plantas de banano. Trabajar estas tierras es muy duro. Cuentan los espiritanos que hace mucho calor y el enjambre de mosquitos amenaza con dengue y otras enfermedades graves. Es un trabajo duro, no solo plantar, sino también cortar las malas hierbas que crecen con rapidez. Todo el trabajo, como parte de su vida, lo hacen los propios espiritanos, lo que habla bien de la sencillez y tenacidad de estos “espiritanos todo terreno” como se les conocer.

Anunciar el Evangelio implica hablar de Dios, celebrar los Sacramentos, dar testimonio de vida digna, ser solidario con los más pobres, tener un estilo de vida sencillo y fraterno, escuchar a la gente, construir comunidades participativas; pero también ayudar a las personas a amar la tierra, nuestra casa común, donde está en juego la dignidad de la vida de las personas y nuestro futuro. La diversidad de la presencia espírita es notable, proveniente de cuatro países y tres continentes: Portugal, Brasil, Ghana y Tanzania, y se esperan tres más, de Madagascar, Angola y Nigeria.

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