Revivo lo sucedido a algunos de mis compañeros en Burundi
- On 19 de enero de 2023
OMPRESS-ITALIA (19-01-23) La muerte del sacerdote, que falleció en medio de las llamas como consecuencia de un ataque más contra una comunidad cristiana en Nigeria, le han recordado al misionero javeriano Orlando Sbicca, los terribles momentos que vivió en Burundi con el asesinato de compañeros suyos de misión. El Papa Francisco recordó al sacerdote, ayer, durante la audiencia del miércoles: “Les pido a todos que oren conmigo por el padre Isaac Achi, de la diócesis de Minna, en el norte de Nigeria, asesinado el domingo pasado en la casa parroquial. ¡Cuántos cristianos sufren violencia en su propia piel: oremos por ellos!”.
“Cada vez que escucho la trágica noticia de la muerte violenta de un misionero en tierra de misión, tanto consagrado como laico, me dan escalofríos. En la atroz muerte del padre Isaac Achi, quemado vivo en su rectoría en Nigeria el pasado domingo, revivo lo sucedido a algunos de mis compañeros en Burundi, en la Misión Buyengero de los Padres Javerianos”, son las declaraciones del padre Orlando Sbicca al semanario católico La Voce, recogidas por SIR. El misionero, de 82 años, estuvo en Burundi de 1971 a 1979, ahora es director de la Oficina Misionera Diocesana de Perugia-Città della Pieve. Cuenta que “en la noche del 30 de septiembre de 1995, tres soldados llegaron a la Misión Buyenger: hacen arrodillarse al padre Ottorino Maule, al padre Aldo Marchiol y a Catina Gubert, voluntaria laica, y los matan a tiros. El padre Ottorino Maule fue ordenado sacerdote junto conmigo y otros 29 javerianos el 15 de octubre de 1967”. En 1971 el padre Orlando dejó su Umbría natal – es originario de Deruta donde nació el 11 de enero de 1941 – para partir como misionero a Burundi. Sería expulsado del pequeño país africano de la región de los Grandes Lagos, ocho años después, en 1979, por disposición de las autoridades gubernamentales, por ser considerado un “sacerdote opuesto a los vatussi”. Aunque hubo numerosos testigos que negaron las falsas acusaciones contra el misionero javeriano, no tuvo escapatoria: “Después de momentos de tensión y miedo me ordenaron salir de Burundi en 24 horas… ¡Eran tiempos difíciles! Por supuesto, de corazón me quedé para siempre en África”. Según el padre Orlando, “resulta preocupante también que la prensa le dé cada vez menos importancia a estos mártires y su martirio, así como a las llamadas guerras olvidadas, que se transforman en verdaderas masacres de inocentes indefensos. Entre los pocos que denuncian estas masacres están los misioneros, que lo hacen muchas veces arriesgando sus vidas”.