OMPRESS-BRASIL (18-01-23) Manaos, la capital del Estado brasileño de Amazonas, ha acogido del 5 de enero hasta ayer, 17 de enero, la primera Experiencia Misionera Vocacional, con la participación de casi 300 seminaristas y religiosas y religiosos en formación de congregaciones, que han querido ser presencia de Dios en las comunidades de la zona.

“La misión es una vocación en la Iglesia”, señaló el cardenal Leonardo Steiner, arzobispo de Manaos a los participantes, que han llevado la Palabra de Dios a cientos de comunidades de su archidiócesis, y también de la prelatura de Itacoatiara y de la diócesis de Coari. El cardenal agradeció a los 280 misioneros y misioneras su labor. También estuvo presente en la experiencia, Mons. Maurício da Silva Jardim que, hasta su nombramiento como obispo de Rondonópolis-Guiratinga, fue durante seis años director nacional de las Obras Misionales Pontificias en Brasil. Mons. Maurício explicó que esta experiencia nació de un congreso de seminaristas que quisieron hacer realidad lo que habían reflexionado sobre la misión.

Y es que en Brasil, desde la Conferencia Episcopal y desde las Obras Misionales Pontificias se apoyó el nacimiento de COMISE, el organismo encargado de la animación, formación y cooperación misionera de los seminaristas diocesanos y estudiantes de las casas de formación religiosas. Su coordinador nacional, Ítalo Dalton, explicaba que los encuentros y las experiencias de misión como la desarrollada este enero, puede ayudar a formar a quienes serán los líderes de la Iglesia de Brasil en el futuro, superando estereotipos y prejuicios.

Los misioneros provenían de toda la geografía brasileña, de 94 diócesis y de varias congregaciones religiosas, con diferentes expectativas, que se unieron a las de los organizadores de la experiencia, con los que buscaban crecer como personas y como seguidores de Jesús, explicaba el rector del Seminario San José de Manaos. Han tenido la oportunidad de conocer la realidad de la Amazonía, aprender a caminar con otros, expresión de la sinodalidad, y a valorar lo que la experiencia significa en su camino formativo como seminaristas. Una oportunidad para compartir estilos de vida, formas de vivir la fe en las diferentes regiones de Brasil, un tiempo para que los futuros sacerdotes se abran a todas las realidades que forman parte de la Iglesia universal.

Se ha pedido por ello que esta experiencia y la Misionología se conviertan en un eje ordinario en el proceso formativo de los futuros sacerdotes, que ayudará a comprender que la Iglesia es mucho más que la propia diócesis.