“La estrella de los niños”
- On 1 de diciembre de 2022
OMPRESS-NÍGER (1-12-22) Desde su misión en Níger, Rafael Marco, misionero de la Sociedad de Misiones Africanas, comparte el testimonio de uno de sus compañeros, Dieudonné. Dada la situación de inseguridad de la zona, los misioneros tienen muchas dificultades para moverse y llegar a las comunidades más apartadas.
Así lo cuenta Rafael: “Volvemos a nuestros quehaceres cotidianos, a los compromisos de nuestra misión y uno de ellos, y no es el menor, la atención y cuidado de los niños invidentes, tanto de Gaya como de Dosso en este año. Ayer estuvimos en Gaya, hacía más de un año que no iba allí por cuestiones de seguridad y no visitaba a los niños con los que iniciamos esta aventura. Fuimos Franck, Dieudonné y yo a pasar el día, intercambiar experiencias, coordinar nuestras actividades y pasar un rato con los niños. Nos ofrecieron unos discursos muy emotivos que nos tocaron el alma a todos y Hamida me recitó de nuevo su poema: ‘Mañana la luz’. Ya os contaré en otra ocasión. Hoy os envío un relato de Dieudonné que fue precisamente en Gaya, entre estos niños, que sintió su vocación, su misión. Así es como él, y algunos más, se van convirtiendo en estrellas que nos alumbran en tantas oscuridades por las que pasamos”.
Este es el testimonio de Dieudonné: “Hace un año descubrí un mundo extraño pero lleno de pasión y amor. Había oído hablar de un grupo llamado ‘CIES Níger’ que trabajaba con niños con discapacidad visual en Gaya, a menudo aislados de la sociedad, pero que gracias a la labor de este grupo los niños despiertan a una vida social con gran entusiasmo. Hice una visita a ese centro y confieso que contemplar el cariño y alegría que estos niños desprendían a su alrededor cuando se sienten apreciados y amados me fascinó y a mi regreso a Dosso no lograba quitármelos de la cabeza hasta que, al final, tomé la decisión de dedicar mi vida a un proyecto similar que empezaba a surgir en Dosso.
En la escuela inclusiva para niños invidentes de la ciudad con la que tomamos contacto, había más de veinte niños inscritos en las clases, pero alrededor de quince la habían abandonado por falta de medios, porque residían lejos y sus familias carecían de medios para pagarles el transporte. Ante este desafío que mantenía a los niños alejados de la escuela, había que encontrar una solución inmediata. Después de unos días de reflexión con el padre Rafael y Franck, mi colega en el mismo proyecto, decidimos tomar una decisión: facilitarles el transporte, así como la comida a mediodía para que no tuviesen que regresar a sus casas y volver por la tarde.
Después de hablar con los padres y contando con la colaboración del personal de la escuela nos metimos de lleno en un mundo totalmente nuevo para mí, desconocido pero lleno de ternura: hay que contemplar su inocencia y la sonrisa que te regalan en cuanto muestras el mínimo interés por ellos y cómo reconocen tu voz en cuanto abres la boca y emites un sonido. Fue tan emocionante que todas las mañanas seguíamos a los taxistas para recoger a estos niños y llevarlos a la escuela y pasar un rato con ellos después de comer.
El verano pasado organizamos un verano de trabajo, capacitación y aprendizaje de tejido de sillas, esteras, tricotaje, fabricación de perfumes, práctica de escritura Braille, movilidad y orientación… una formación básica e importante para niños invidentes. El objetivo era enseñarles a utilizar sus manos para lograr algo más de autonomía y no depender tanto de la ayuda de los demás. Así hemos ido conociendo a estos niños y familiarizándonos con ellos y en este ejercicio hemos aprendido y madurado. Al principio era algo difícil, pero con paciencia y el aprecio con que nos acogían fuimos superando las dificultades.
Hoy formamos un equipo: Zankey Handuriya, la estrella de los niños. Estos niños son luces y esta luz brilla interiormente dentro de ellos. Cuando se sienten acogidos con cariño, esta luz brota hacia afuera. Hoy, Zankey Handuriya, es una lucecita de esperanza. Y nosotros abandonamos nuestras ocupaciones personales para ponernos a su servicio. Necesitan mucho apoyo y creo que ahora es el momento perfecto para apoyar su esfuerzo. Además de aprender algún oficio, les enseñaremos a utilizar las nuevas tecnologías; la informática y el uso de móviles que les pueden facilitar muchas cosas, sobre todo en comunicación y estudio.
Al final quisiera expresaros un caluroso agradecimiento a vosotros, que de lejos o de cerca nos sostenéis y nos acompañáis. Que Dios os bendiga, también de parte de los niños de Zankey Handuriya, que lo expresan con su sonrisa”.