OMPRESS-UGANDA (21-11-22) Ayer domingo era beatificado el padre Giuseppe Ambrosoli, médico y misionero comboniano, fundador del hospital de Kalongo, en el norte de Uganda. Fallecido en 1987, dedicó toda su vida al servicio de los enfermos y de los pobres en esta zona de África.

Había nacido en Ronago, en la provincia de Como, Italia, por lo que ayer también se celebró en su localidad natal una misa de acción de gracias por el nuevo beato. Antes de ser comboniano se había formado en medicina y cirugía, e incluso tenía una especialización en Londres en enfermedades tropicales. Ya religioso, fue misionero en Uganda desde 1956, durante 31 años, el ya beato, falleció el 27 de marzo de 1987, en Kalongo, diócesis de Gulu.

Sobre su tumba, una placa recuerda que fue “comboniano, sacerdote y médico”. Pero su verdadero mensaje tallado en mármol es el que repetía como un mantra: “Dios es amor y yo soy su servidor para el pueblo que sufre”. Y en Uganda, en un lugar alejado de los “sitios que cuentan”, dio origen, con su labor, a un gran hospital que llegará a tener hasta las 370 camas. Ayudaba a todos y acogía a todos, a pesar de la historia convulsa que compartió con los ugandeses: la independencia, los primeros años del país, la dictadura de Amin Dada. Como explican quienes de conocieron, los cuidados del padre Giuseppe no se limitaban a la recuperación física, también buscaba el bienestar espiritual de los enfermos, dando coraje y alivio. El quirófano no era sino la continuación del altar. Por eso, Mons. Luigi Bianco, Nuncio Apostólico en Uganda, que presidió la ceremonia de beatificación, recordaba que el misionero comboniano “curaba las heridas del cuerpo y del alma”.