Domund: 1.117 territorios de misión necesitan nuestra oración y cooperación
- On 21 de octubre de 2022
OMPRESS-MADRID (21-10-22) El cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, escribe a una carta con motivo de la Jornada del Domund que celebramos este domingo 23 de octubre, y que tiene como lema el elegido por el Papa Francisco para esta cita con la misión, “Seréis mis testigos”.
“El domingo 23 de octubre celebraremos en la Iglesia universal la Jornada Mundial de las Misiones, el Domund como lo conocemos en España, jornada que un año más nos quiere hacer presentes a los misioneros y los 1.117 territorios de misión que necesitan de nuestra oración, de nuestra cooperación personal y de nuestra cooperación económica.
El lema de este año es ‘Seréis mis testigos’ Hch 1, 8. Jesús se lo dice a los apóstoles, y ahora nosotros que hemos recibido la fe gracias a su predicación y testimonio, recibimos también esta petición, ser testigos.
Testigos ¿de quién? De Cristo. Somos instrumentos de la obra de Dios. Dios quiere hacernos participes de la misión de su Hijo, enviado al mundo para salir al encuentro del hombre.
Testigos ¿de qué? De un acontecimiento universal, la salvación ofrecida a todos los hombres en todo lugar y en todos los momentos de la historia de la humanidad, pero principalmente somos testigos de un acontecimiento personal, el encuentro que cada uno de nosotros hemos tenido con Jesús. De este encuentro que nos ha dado la vida y que nos hace sabernos amados por Dios, un tesoro que no es para ser enterrado, no es para nosotros solos, es un tesoro que debemos compartir con los demás. La fe se fortalece dándola. Un testigo es el que habla y anuncia lo que pasó en su corazón.
Podemos ser testigos de muchas maneras pero hay tres que me gustaría mencionaros.
De palabra, siendo cristianos que sepamos dar razón de nuestra fe y que no temamos abrir nuestro corazón a las personas necesitadas de este primer anuncio.
De obra, el encuentro con Cristo nos lleva a la vida de fe y a la vida de sacramentos, y de esta vida brota la caridad. No podemos pasar de largo ante el necesitado, el desvalido. El Señor nos llama a ser buenos samaritanos, –anda y haz tú lo mismo–. Con nuestras obras de caridad testimoniamos la misma vida de Cristo que no vino a ser servido sino a servir.
Con la vida. Toda nuestra vida cotidiana muestra la acción de Dios en ella. Es el mayor testimonio que podemos dar, una vida transformada que da luz a los demás, en el trabajo, con los amigos, en el tiempo de descanso, en la vida de fe, en el servicio eclesial. En el caso de muchos misioneros esta entrega de la vida lleva al martirio. No es algo lejano. No hace mucho del martirio de una hermana Comboniana en Mozambique. ¡Qué ejemplo de entrega cristiana para todos nosotros estar dispuestos a entregar la vida por amor a Jesucristo!
Seamos testigos también de esta Iglesia misionera, en primera línea de la evangelización, y que es para nosotros motivo de orgullo y ejemplo de vida, para que seamos misioneros siempre, para que nuestras parroquias, comunidades, colegios… se llenen de misioneros, todos los bautizados, dispuestos a dar testimonio del gran don de haber conocido a Cristo y haberle dejado reinar en nuestro corazón.
Le pedimos a la Virgen María, Ntra. Sra. de la Almudena, nuestra madre, que como ella demos gracias y testimoniemos las obras grandes que Dios ha hecho en nosotros y que guarde y acompañe a nuestros misioneros y sus familias”.