OMPRESS-ROMA (1-09-22) Recemos para que la pena de muerte, que atenta contra la inviolabilidad y dignidad de la persona, sea abolida en las leyes de todos los países del mundo, es la intención que propone el Papa Francisco para este mes. El rechazo de la pena de muerte muestra hasta qué punto es posible reconocer la inalienable dignidad de todo ser humano.

En el vídeo que acompaña a esta intención el Papa cuenta que “Cada día crece más en todo el mundo el no a la pena de muerte. Para la Iglesia esto es un signo de esperanza. Desde un punto de vista jurídico, no es necesaria. La sociedad puede reprimir eficazmente el crimen sin quitar definitivamente a quien lo cometió la posibilidad de redimirse. Siempre, en toda condena, debe haber una ventana de esperanza. La pena capital no ofrece justicia a las víctimas, sino que fomenta la venganza. Y evita toda posibilidad de deshacer un posible error judicial.

Por otro lado, moralmente la pena de muerte es inadecuada, destruye el don más importante que hemos recibido: la vida. No olvidemos que, hasta el último momento, una persona puede convertirse y puede cambiar. Y a la luz del Evangelio, la pena de muerte es inadmisible. El mandamiento «no matarás» se refiere tanto al inocente como al culpable. Por eso, pido a todas las personas de buena voluntad que se movilicen para lograr la abolición de la pena de muerte en todo el mundo.

Recemos para que la pena de muerte, que atenta contra la inviolabilidad y dignidad de la persona, sea abolida en las leyes de todos los países del mundo”.

Ya en su primera encíclica, “Fratelli tutti”, el papa Francisco dedicaba una breve exposición al rechazo a la pena de muerte, donde hacía un recorrido por la historia de la Iglesia desde el Nuevo Testamento y los santos padres, y también recordaba la enseñanza moral de la Iglesia sobre este tema.