Concluye la Semana de Misionología: “La misión es una identidad, no un lugar”
- On 8 de julio de 2022
OMPRESS-BURGOS (8-07-22) Es una de las convicciones que transmitió ayer la misionera Rosa Ortega en la conferencia de clausura de esta semana, que ha contado con ponencias, mesas redondas y testimonios que han buscado plasmar lo que el lema proponía “Corazón abierto al mundo”.
Este último día de la Semana Española de Misionología contó con la presencia de Mons. Fernando García Cadiñanos, obispo de Mondoñedo-Ferrol, que disertó sobre “Amistad social y fronteras sociales”. El obispo ferrolano mostró cómo la insistencia del papa Francisco en la “fraternidad y amistad social” plasma la firme voluntad de “romper tantos círculos que imposibilitan el encuentro y, por consiguiente, el testimonio y el anuncio”’. Glosando al poeta Miguel Hernández, la amistad consiste en “querer con alguien”, en cultivar el nosotros para “interesarnos apasionadamente por las mismas cosas”. Vivimos en una sociedad con una cultura marcada por el individualismo. Este signo de identidad tiene como riesgo el “circulo vicioso de un enfrentamiento sin fin”. El Evangelio tiene un marcado carácter comunitario. Por tanto, la apuesta por el bien común puede ser el mejor antídoto frente a este círculo vicioso. Para ello, sugirió “acercarse a la realidad, no presuponerla; convertir el pensamiento y cultivar la espiritualidad”. Si todos estamos en la misma barca, la realidad tiene que superar a la idea y tiene que desinstalarnos. Para ello, es urgente tocar la carne, es decir, el dolor y el sufrimiento de los hermanos. Citando a Fratelli Tutti, se “debe hacer desde abajo, de uno en uno”. Es lo que conocemos como caridad política. Sus palabras suscitaron cuestiones como la necesidad de la inculturación para hacer posible la amistad social en países de misión. Es el caso del mundo africano o asiático.
Por su parte, la misionera laica Rosa Ortega Esteban fue la encargada de concluir la Semana con una ponencia para abrir horizonte: “¿La Misión está aquí?”. La burgalesa insistió en que la misión es siempre para toda la vida. La misión es una identidad, no un lugar. “De mis 40 años de misionera”, decía, “tan solo he estado 9 en África. El resto ha sido en Europa. Yo soy misionera. La misión no es una profesión ni una actividad, es mi identidad profunda. Me gusta repetir con el Papa: Yo soy una misión en esta tierra”. Reconoció que en España vivimos un tiempo privilegiado. Estamos llamados a ayudar a nuestras comunidades cristianas a pasar de una fe sociológica a una fe fruto de la experiencia personal de encuentro con el Señor. Recordó la importancia de acercarse a los jóvenes y adolescentes, no sólo porque son el futuro, sino porque son un verdadero campo de misión. Viven una profunda soledad interior y tienen una gran necesidad de ser escuchados, acogidos, acompañados y aguantados. La misión entre ellos tiene el nombre de paciencia, gratuidad y espera en el Espíritu. Denunció los protagonismos en las estructuras pastorales. A veces ese protagonismo es la inercia del “siempre se ha hecho así”. Es momento de abrir los círculos cerrados. La pastoral misionera en la parroquia es el termómetro de su autenticidad evangélica. Basta de oficialismos y de cintas de casette. En ella está la renovación.
La Semana concluyó con la foto oficial y la clausura, a cargo del mismo Mons. García Cadiñanos. Ha contado con 65 matriculados, más de 100 participantes presenciales y un gran número on-line que han seguido y siguen la Semana. Las intervenciones de esta semana se pueden volver a ver en la página de Youtube de la Facultad de Teologia Burgos.