OMPRESS-AFGANISTÁN (24-06-22) “Afganistán ha sido abandonado por todos: no queda nadie, ni la Iglesia ni la cooperación al desarrollo. El pasado agosto, cuando los talibanes tomaron el poder, nos fuimos todos, utilizando el canal del puente aéreo que nos ofrecieron”, dice quien estuvo al frente de la Missio sui iuris en Afganistán, el padre barnabita Giovanni Scalese. Son declaraciones recogidas por la revista de las Obras Misionales Pontificias en Italia, Popoli e Missione.

El pasado 21 de junio un terremoto de magnitud 6,1 en la escala de Richter y con el epicentro cerca de la localidad afgana de Jost, en el este, dejaba tras de sí más de 1.500 muertos. El padre Scalese reconoce que “no hay nadie para ayudarlos”. Con gran pesar explicaba que había leído un tuit “de la embajada italiana en Afganistán, que, sin embargo, ha sido reabierta en Qatar y, por lo tanto, no ha estado activa en el territorio durante algún tiempo. Este tuit expresa cercanía con el país y promete ayuda. ¿Pero cómo? Me pregunto. ¿Cómo podemos ayudar si no estamos allí?”. Según el padre Barnabita, decir que Italia se activará en colaboración con todos los demás países en la práctica no significa mucho.

El padre Scalese, que hasta el pasado 26 de agosto estuvo al frente de la Missio sui iuris de Afganistán, recuerda que hasta ese momento “había religiosas con niños discapacitados que rescatar: yo estaba protegido pero las hermanas vivían en la ciudad y no estaban realmente seguras; por eso aprovechamos el puente aéreo para salvarlos”. Desde entonces, el padre Scalese ha intentado regresar a Afganistán en repetidas ocasiones, pero no lo ha logrado.

La ONG italiana Pangea, según recoge Popoli e Missione, todavía mantiene proyectos en Afganistán pero con “colaboradores locales que son monitoreados por nosotros”. El responsable de comunicación explica que fueron a una misión por última vez en mayo: “No ves mujeres por ahí: no ves ninguna en la calle: fuimos tras el decreto del burka para las mujeres”.