Bajo el árbol de mango
- On 29 de junio de 2021
OMPRESS-TANZANIA (29-06-21) Así se llama el proyecto de apoyo a los niños albinos que llevan adelante las Hermanas de la Providencia para la Infancia Abandonada en Tabora, Tanzania. Una labor que se encuadra en el amplio esfuerzo caritativo de la archidiócesis de Tabora dirigido a los más pequeños. Gracias a la colaboración que les llega de una ONG católica italiana están construyendo el complejo de edificios que albergará a estos niños que ahora están acogidos en diversas casas de la diócesis.
La primera casa que se construyó, en lo que quiere ser un verdadero hogar que dé todas las facilidades a estos niños albinos, fue la casa de las hermanas, que acogerá también a los niños, hasta que se terminen las obras. Son cuatro religiosas africanas de esta congregación fundada en la ciudad italiana de Piacenza y que tiene a la infancia abandonada, incluso en el nombre, su objeto y dedicación. Junto a la casa de las religiosas hay un gran árbol de mango que inspiró el nombre al proyecto. Su sombra protege a los niños.
El problema del albinismo en Tanzania, como en muchos otros países de África, está vinculado a supersticiones y algunas prácticas tribales que explotan estas supersticiones y la ignorancia de las poblaciones rurales más atrasadas. Los albinos son marginados y expulsados de la sociedad, en el mejor de los casos. Las mismas familias que tienen un hijo albino se rebelan contra la superstición que los mira como portadores de la desgracia y suelen acabar aisladas de la comunidad. Un aislamiento que, en ocasiones, pasa a mayores, con amenazas físicas reales dirigidas a la propia familia y a los niños albinos, lo que obliga a los padres de estos niños a ocultarlos para salvaguardar su seguridad y la de los demás miembros de la familia. A esto se suma la increíble persecución a la que son sometidos estos niños, que busca alimentar un comercio criminal de amuletos humanos, que utiliza partes de sus cuerpos.
En un entorno tan hostil, tanto social como físicamente, estos niños tienen muy pocas posibilidades de sobrevivir si no son acogidos y ayudados. Increíblemente no ha sido hasta hace poco que el gobierno de Tanzania ha comenzado a perseguir el comercio de amuletos humanos; y todo ello gracias a la reciente llegada al parlamento del primer albino elegido en el país y tras la ratificación de los acuerdos para la lucha contra el albinismo estipulados entre la Comunidad Africana y la Unión Europea.
Los niños albinos, explican desde “Bajo el árbol de mango”, son como todos los demás niños, solo que son más vulnerables a las consecuencias de las lesiones cutáneas, por su mayor sensibilidad al sol y por los daños a la vista que pueden sufrir por su patología. Para ayudarles, a nivel médico, no es necesario mucho: cremas solares protectoras, gafas de sol y una mayor atención a las patologías cutáneas y oftálmicas. La mayor dificultad radica en su protección y su reinserción en un entorno social capaz de acogerlos.
“Bajo el árbol de Mango”, además de la casa para los pequeños, contará con una guardería y una escuela primaria, un salón de usos múltiples para brindar protección e instrucción creando oportunidades de integración entre los albinos y la población local. Solidarietà e Cooperazione Senza Frontiere, la ONG que lleva adelante el proyecto de construcción cuenta incluso con una firma de arquitectos de Bolonia, Gruppozero AA, para que los edificios sean modernos, acogedores y duraderos y, sobre todo, den una oportunidad a estos pequeños.