Tres mujeres que son el rostro del Domund
- On 15 de octubre de 2020
OMPRESS-MADRID (15-10-20) Una mujer, Paulina Jaricot, fundó lo que hoy conocemos como Domund, la Obra que está detrás de la celebración de la Jornada Mundial de las Misiones este domingo. Tres religiosas son el rostro del Domund en España, Reino Unido y Alemania. La Iglesia en estos tres países ha optado por ellas – Juana, Nilcéia y Marie Catherine – para mostrar el lema común bajo el que se vivirá este domingo 18 de octubre dedicado a las misiones: “Aquí estoy, envíame”.
La hermana Juana, el rostro del Domund en España, vive en Benguela, Angola, país al que llegó en 1994, en medio de una guerra civil, cuando las balas no pasaban precisamente lejos de la casa de las Hermanas de la Virgen de los Dolores, la congregación a la que pertenece. Dedicadas por vocación a la enseñanza, las hermanas también abrieron un hospital: “Nuestro carisma es despertar en la juventud la vocación. Trabajamos en la parroquia, en la pastoral juvenil y familiar, y estamos intentando montar un colegio” cuenta la hermana Juana.
Este año la hermana Nilcéia ha sido el rostro del Domund en el Reino Unido, tanto en los carteles como en la portada de la revista Mission Today. La hermana Nilcéia es una misionera brasileña que trabaja en una clínica de salud en una zona remota de Malawi, uno de los países más pobres del mundo. Ella ha respondido al llamado de Dios dedicando su vida al cuidado de los más vulnerables. “Nuestra pequeña clínica”, dice la hermana Nilcéia “es un oasis de esperanza. A pesar de los desafíos, perseveramos en este trabajo porque amamos a Dios y amamos a su pueblo. Creo en la bondad de Dios y servimos como lo hizo Jesús. Pero a veces, la oscuridad parece más oscura. Compartimos todo lo que tenemos, pero a veces no es suficiente para salvar a un niño enfermo. La necesidad aquí en Malawi es grande, pero el Señor es fiel. Nos anima saber que está con nosotros en esta misión”.
La madre Marie Catherine Kingbo es, a su vez, el rostro del Domund en Alemania. Ella es la superiora de las Siervas de Cristo en Maradi, Níger, el país que ocupa el último lugar a nivel mundial en desarrollo humano. Nueve de sus aproximadamente 22 millones de habitantes viven en extrema pobreza. Hay inseguridad alimentaria, un brote de cólera debido a la terrible temporada de lluvias que han sufrida y, además, sufren la amenaza de los fundamentalistas islámicos, con los combatientes de ISIS que entran desde Mali y Chad. La hermana recorre las aldeas, con el respaldo del sultán de Tibiri, Abdou Balla Marafa. Los ancianos se reúnen y, con ellos, hasta 300 personas, porque en estas asambleas, la religiosa aborda todos los temas que cree que impiden el desarrollo de Níger y, entre ellos, algunos muy delicados en Níger: la circuncisión femenina, los matrimonios forzados y la poligamia. Gracias al impulso que dan las hermanas en algunas aldeas se dan pequeños cambios, mejoras alimentarias, aumento de los niños escolarizados, vía libre a la creatividad de las mujeres y su aportación a la economía familiar…