En el silencio de corazón hay que volver a oír el “Id y anunciad”
- On 7 de julio de 2020
OMPRESS-BARCELONA (7-07-20) A esto animaba el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, en la homilía de la tradicional Eucaristía Misionera, celebrada este sábado en la catedral, que ha cerrado el curso misionero. Las tres Delegaciones de Misiones de la Provincia Eclesiástica de Barcelona se dieron cita así este 4 de julio para celebrar la decimosexta Eucaristía Misionera. Se tuvo un recuerdo y oración por los 200 misioneros y misioneras de las tres diócesis que se encuentran trabajando en países de misión.
La situación generada por la pandemia del covid-19 ha hecho que este año se variase en relación al que se ha realizado hasta ahora. La Eucaristía se celebró en la catedral de Barcelona, también se retransmitió en directo por el canal de YouTube de la catedral y por Radio Estel. La homilía del cardenal Juan José Omella, que presidió la celebración, se inició la recordando a los misioneros y misioneras y agradeciendo la labor de anunciar la Buena Nueva de Jesús y la promoción social que realizan. Del Evangelio destacó el elogio de la fe dirigida a la gente sencilla. Los sencillos escuchan la Palabra de Dios y la siguen. Es lo que hacen los misioneros mayoritariamente en los países de misión, entre la gente sencilla, pobre, pero que entienden el mensaje de Dios y lo viven cada día. Recordó la carta encíclica “Redemptoris missio” de St. Juan Pablo II donde recordaba que “todos tienen derecho a sentir el mensaje de Jesús”. Los misioneros son un ejemplo, lo dejan todo para ir a anunciar este mensaje de paz, de amistad, de libertad. Pero este entusiasmo misionero que ha sido tan importante para la Iglesia, parece que va perdiendo fuerza, nos apartamos de dos pilares importantes como son la oración y la Eucaristía. En el silencio de nuestro corazón tenemos que volver a oír el mensaje “Id y anunciad”.
“La Iglesia es misterio de comunión en tensión misionera”, según las palabras de San Juan Pablo II y si la Iglesia no vive la comunión y la misión, no es Iglesia. La misión nace de la oración y de la Eucaristía. En relación con la labor de los misioneros el cardenal dijo que ellos trabajan en una doble línea que tienen muy clara: la acción social y el anuncio de la Palabra de Jesús. Ambas son necesarias y se complementan. Al finalizar la homilía el cardenal pidió a los jóvenes que sientan la llamada, que sean generosos y que todos trabajemos para reavivar la acción misionera en nuestras diócesis.