Carta desde Chad del obispo misionero Miguel Ángel Sebastián
- On 2 de junio de 2020
OMPRESS-CHAD (2-06-20) El obispo de Sarh escribe sobre la situación en estos tiempos de pandemia que no está siendo tan dura en Chad, “alguien nos protege pues aquí poca gente respeta las medidas de protección y seguimos sin estar confinados”. Mons. Miguel Ángel Sebastián ha sido misionero en este país de África durante más de treinta años. Misionero comboniano, lleva 22 años como obispo. En abril contaba que se habían tomado medidas muy estrictas, para intentar que no se propagara el coronavirus. El sistema de salud es muy precario. En Sarh hay un gran hospital de la diócesis, y varias clínicas de congregaciones religiosas y, aunque se han tenido que cerrar los templos y las celebraciones públicas, la Iglesia no ha parado de trabajar.
“Este año no he podido escribir la carta que suelo escribir por Pascua”, escribe Mons. Sebastián, “Paciencia. Ahora os escribo solo unas líneas para preguntaros cómo os va en estos momentos difíciles. Leyendo y viendo lo que estaba pasando en España pensamos que aquí sería la catástrofe, sabiendo cómo está el sistema sanitario chadiano. Al final no está siendo tan catastrófico, menos en la capital; allí ha habido unos 50 muertos (64 en todo el país, en Sarh solo uno, que acababa de llegar de Ndjamena), pero seguramente son muchísimos, pues muchos son enterrados deprisa y corriendo sin decir nada, en particular la gente del norte. Pero por aquí estamos tranquilos. Alguien nos protege pues aquí poca gente respeta las medidas de protección y seguimos sin estar confinados, aunque escuelas, iglesias, mezquitas, se cerraron hace ya más de 2 meses, y a pesar de todo hay muy pocos casos y solo un muerto, como he escrito antes. Lo malo ha sido para los niños, pues solo se piensa en el covid-19 y no se ha vacunado a los niños, así es que han muerto muchos niños por otras causas, sobre todo sarampión.
Yo gozo de buena salud, aunque a primeros de mayo agarré la malaria que me dejó muy cansado, pero ya me he recuperado y trabajo no me falta, al contrario. Solo me he quedado en casa un domingo, pues habían endurecido las medidas y quise respetarlas; pero después el gobernador me dio un salvoconducto para ir por todas partes. Así es que sigo visitando las parroquias, aunque no pueda celebrar la misa con los fieles; al menos me ven en medio de ellos y saben que rezo por ellos, además de pequeños contactos, visitas a los hospitales y la radio, a través de ésta comunico bastante.
Cuando Dios quiera nos veremos por España o nos hablaremos, por el momento ni puedo ni quiero salir de aquí. Ya veremos cuándo será posible. Deseándoos lo mejor para cada uno de vosotros, y vuestra familia o comunidad, os dejo pidiendo al Señor que os proteja y os bendiga”.