Un pequeño hogar al servicio de mujeres en situación de vulnerabilidad
- On 28 de marzo de 2019
OMPRESS-KINSHASA (28-03-19) Las misioneras combonianas en Kinshasa, en la República Democrática del Congo, han puesto en marcha un hogar social en mayo de 2018, en la zona de Montgafula, en la periferia de esta inmensa ciudad. Son un equipo de dos misioneras. Con este hogar tratan de servir y ayudar a mujeres en situación de vulnerabilidad, entre ellas a las que salen de a cárcel de Makala y que se encuentran sin apoyos, así lo cuenta la hermana Henriette Mfutu Beya Ndongo.
Ella, que es congoleña, y otra misionera italiana, trabaja por la reinserción social de estas mujeres para que puedan gestionar sus vidas con autonomía y dignad. Intentan ayudar pero no crear situaciones de dependencia que, a veces, – buscando hacer el bien – tanto daño causan. Por eso la permanencia en esta casa no debe superar, en principio, el año.
La hermana Henriette cuenta que tres de estas mamás terminaron su ciclo de formación en esta casa y ahora mismo se encuentran en proceso de ir abriéndose camino en la sociedad, con una ayuda que les han brindado las hermanas para montar una peluquería y salir adelante. A otra la han ayudado con una máquina de coser. También las ayudan con el alquiler de la casa hasta que puedan seguir solas.
A estas tres mujeres las han sustituido cuatro nuevas, por lo que en total tienen acogidas siete, de ámbitos muy diferente, aunque todos muy difíciles. La hermana recuerda con tristeza que dos mujeres abandonaron libremente la casa para vivir en las calles.
Las mujeres acogidas tienen una vida intensa. Una serie de actividades se realizan fuera, en un centro profesional llamado “Centro de aprendizaje de trabajos especializados”, a pocos kilómetros de la casa, allí pueden optar entre corte y confección, por un lado, y peluquería y estética, por otro. Estos cursos, cuenta la hermana Henriette, se realizan durante 6 meses y proponen tres niveles de formación, es decir dos meses para cada nivel. Las clases se imparten de lunes a viernes por las mañana.
Otro tipo de actividades se realizan en casa, con programas de alfabetización, cursos de francés, educación a la vida, trabajos manuales, etc. El curso de educación a la vida lo imparte un matrimonio que viene a casa y ayuda en las cuestiones prácticas de la vida. También tienen con ellas cursos de higiene, de gestión de la casa, de educación de los niños, buenas costumbres, economía familiar, etc. Todo ello con la finalidad de formar mujeres capaces de gestionar su vida con la dignidad que todas tienen. Los trabajos manuales incluyen de todo: bordar, hacer punto, ganchillo, coser bolsas, aprender recetas nuevas, saber cuidar un pequeño huerto, transformar los productos base…
También les ayudan espiritualmente enseñándoles a rezar, a estar en presencia de Dios, a solucionar sus problemas en la serenidad de la reflexión. “Les ayudamos también a expresar sus emociones a través de películas, juegos, celebrando los cumpleaños… Son cosas muy sencillas, pero muy necesarias para ellas. En definitiva intentamos crear un ambiente familiar que muchas de ellas no han conocido para que puedan sacar lo mejor de sí mismas. Estas mamás son el futuro de nuestro país y de nuestro continente”, concluye la hermana Henriette.