Un misionero claretiano indio y el Domund

Un misionero claretiano indio y el Domund

  • On 27 de octubre de 2022

OMPRESS-VIC (27-10-22) La delegación de misiones de la diócesis de Vic ha publicado el testimonio de un misionero claretiano indio que ejerce su labor pastoral en la misma. El Domund, dice Sebastián Mundackal, es un gesto de la universalidad de la Iglesia y de cómo provee sin discriminar por límites raciales, económicos, religiosos o lingüísticos. El religioso habla también de su vocación en una congregación fundada precisamente por un gran amante de la misión, nacido en la misma diócesis de Vic, San Antonio María Claret.

“Soy Sebastián Mundackal, misionero claretiano originario de la India”, dice el misionero. “Recibí mi primera profesión religiosa en 2011 y recibí la ordenación sacerdotal en 2016. Soy miembro del CESC (Centro de Espiritualidad Claretiana), y estoy en Vic desde 2017”.

Sobre su vocación, el religioso claretiano cuenta que “es un don y una gracia de Dios. Porque es Dios quien nos llama. Estoy convencido que mi convicción es mi responsabilidad de servir a Dios y a la Iglesia. Tuve el deseo de ser sacerdote desde mi infancia. Como la iglesia parroquial estaba cerca de nuestra familia, solía participar en la Santa Misa cada día con mi abuela. Esto me hizo poco a poco colaborar en las actividades parroquiales, especialmente en la asociación de monaguillos. Hay que reconocer el papel que tuvo mi iglesia parroquial en el descubrimiento de mi vocación.

Vengo de un entorno de claretianos indios, a los que Dios ha ayudado a trabajar por los marginados, abandonados y más necesitados de nuestra sociedad, a su desarrollo integral. Creo que la Iglesia en la India tiene una misión especial. Como los misioneros españoles que misionaron en todo el mundo, los indios participamos ahora de la misión universal trabajando en todo el mundo. Todos saben que los misioneros son enviados como Jesús envió a sus discípulos. Tengo una experiencia muy limitada para compartir con ustedes, ya que fui enviado a Vic después de un año de apostolado activo en la India. Me gustaría compartir una experiencia interesante que tuve en mi misión. Inmediatamente después de mi ordenación diaconal en 2015, se me envió a la diócesis de Gorakhpur, una diócesis con una población cristiana minoritaria para vivir allí una experiencia misionera, aunque los claretianos no tenían misión allí. En este lugar, es donde desarrollé mi labor misionera”.

En cuanto a la Jornada Mundial de las Misiones y la Obra Pontificia que la respalda, el padre Mundackal explica “que el día del Domund tiene dos dimensiones, ya que es un día de misión internacional para ayudar a las misiones necesitadas y también para orar por los misioneros. Creo que la misión y los misioneros no están caducados. Son muy relevantes porque hay muchas sociedades y personas en todo el mundo necesitadas de ayuda”. El Domund, añade, “es un gesto de la universalidad de la iglesia y de cómo provee sin discriminar por límites raciales, económicos, religiosos o lingüísticos. Les ayuda a vivir con la dignidad de los hijos de Dios. Y la vida de un misionero no es algo que funcione en modo automático, cumpliendo simplemente con las responsabilidades ordinarias de un religioso o de un sacerdote. Es mucho más, es una vida en la que hay espacio para pensar creativamente y trabajar con eficacia, mostrando el amor de Dios a todos aquellos con los que nos encontramos”.

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