“Sor Luisa hizo de su vida un don para los demás, hasta el martirio”

“Sor Luisa hizo de su vida un don para los demás, hasta el martirio”

  • On 27 de junio de 2022

OMPRESS-HAITÍ (27-06-22) El Papa Francisco recordaba ayer en el Ángelus a la misionera italiana Luisa Dell’Orto, de la Hermanitas del Evangelio de Carlos de Foucauld, asesinada este sábado en la capital de Haití, donde se encontraba desde hacía 20 años, como consecuencia de un robo.

Hoy habría cumplido 65 años, y estaba en Haití desde 2002, tras haber sido misionero en Camerún y en Madagascar. En una carta enviada en Semana Santa a familiares y amigos de la comunidad de Lomagna, en la provincia italiana de Lecco, de donde proviene, sor Luisa había manifestado su temor por la situación de creciente violencia en Haití. Según las primeras reconstrucciones, la hermana Luisa iba en un coche cuando fue abordada por unos hombres armados que dispararon al menos tres tiros. Pertenecía a la congregación de las Hermanitas del Evangelio y llevaba en Port-au-Prince durante veinte años, en el centro Kay Chal. Cientos de jóvenes de los lugares más desfavorecidas de este país, uno de los más pobres del mundo, han sido acogidos allí.

Haití lleva años en manos de la violencia de las bandas criminales, y el hambre y la pobreza campan a sus anchas, en parte como consecuencia del terremoto de 2010, que dejó más de 230.000 víctimas. Mons. Mario Delpini, arzobispo de Milán, la diócesis de procedencia de Sor Luisa, manifestaba que los misioneros, como ella, “no van en busca de peligros, sino de los signos del Reino de Dios que viene, en medio de los pobres, entre aquellos que son importantes solo para Dios y son ignorados por todos”.

El Papa Francisco decía ayer en el Ángelus: “Deseo expresar mi cercanía a la familia y a las hermanas de la hermana Luisa Dell’Orto, Hermanita del Evangelio de Carlos de Foucauld, asesinada ayer en Puerto Príncipe, capital de Haití. La hermana Luisa llevaba 20 años viviendo allí, dedicada sobre todo al servicio de los niños de la calle. Encomiendo su alma a Dios y rezo por el pueblo haitiano, especialmente por los más pequeños, para que tengan un futuro más sereno, sin miseria ni violencia. Sor Luisa hizo de su vida un don para los demás, hasta el martirio”.

 

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