“Sois misioneros, cada vez que hacéis un gesto de amor”

“Sois misioneros, cada vez que hacéis un gesto de amor”

  • On 12 de enero de 2021

OMPRESS-SEVILLA (12-01-21) El arzobispo de Sevilla, Mons. Juan José Asenjo ha escrito a las niñas y niños de su diócesis ante la Jornada de la Infancia Misionera, recordándoles que con sus gestos de amor, de solidaridad y de cariño con tantos otros niños se vuelven misioneros, hermanos y familia de Jesús.

“El próximo domingo 17 de enero celebraremos la Jornada de la Infancia Misionera con el lema ‘Con Jesús a Nazaret. ¡Somos familia!’. La familia de Jesús vuelve a casa, tras el tiempo transcurrido en Egipto donde tuvo que refugiarse huyendo de la persecución de Herodes. Llega una etapa de cotidianidad y de relativa tranquilidad, y podemos pensar que de una alegría muy similar a la de muchas familias migrantes que vuelven a reencontrarse en el hogar. Amparado en la protección de sus padres a los que ama y respeta, Jesús crece al calor de la existencia sencilla y oculta de su familia en Nazaret: ‘El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él’ (Lc 2, 40). De la Sagrada Familia (María, José y Jesús) aprendemos cómo una vida ordinaria puede ser extraordinaria y llena de significado misionero por la caridad con que se llevan a cabo las pequeñas cosas de cada día.

Tenemos una familia que es la del hogar y los parientes cercanos, en la que aprendemos a querernos y ayudarnos entre nosotros y también a otras personas. En ella crecemos como personas amadas que aprenden a ser generosas y solidarias con los demás. Como afirma nuestro querido Papa Francisco en su reciente encíclica Fratelli tutti, cuyo título significa precisamente ‘Hermanos todos’, las familias ‘constituyen el primer lugar en el que se viven y se transmiten los valores del amor y de la fraternidad, de la convivencia y del compartir, de la atención y del cuidado del otro. Ellas son también el ámbito privilegiado para la transmisión de la fe’ (Fratelli tutti, nº 114). Al igual que hizo el Niño Jesús, debéis respetar y amar a vuestros padres, como ellos os aman y cuidan a vosotros. Cada familia es también una “iglesia doméstica”, es decir, una pequeña comunidad en la que se vive la fe de la Iglesia, donde se reza en común y se comparte la alegría de ser hijos e hijas de Dios.

Pero también la Iglesia es una gran familia que alcanza al mundo entero, formada por todas las personas que creen en Jesús de Nazaret y que se sienten hermanas porque se reconocen como hijos e hijas del mismo Dios Padre. Puede decirse que la Iglesia es la ‘familia de Dios en el mundo’. En los misioneros vemos cómo la Iglesia es familia para muchos niños en los cinco continentes. ¿Sabéis que ser misionero es dejarse interrogar por la mirada del que sufre? A muchos esa mirada los ha llevado muy lejos, a otros países, a otras culturas… porque Jesús estaba allí esperándolos. Son los misioneros y misioneras que han dejado a sus familias y amigos para anunciar la Buena Nueva y para ayudar a construir entre todo un mundo mejor. Ellos se convierten también en la familia de tantas personas que todavía no conocían a Jesús y que, gracias a su labor, empiezan a conocerle y a vivir como hermanos. Los misioneros y misioneras son un ejemplo vivo del amor de Dios. Pero todavía hay muchos niños y niñas que no conocen a Jesús y que, por tanto, no saben que forman parte de la gran familia de Dios en el mundo. Podemos ayudar a los misioneros y misioneras a llegar hasta esos niños y niñas para que compartan con ellos la buena noticia de Jesús y para ayudarles a crecer como personas libres, amadas y solidarias.

Queridos niños y niñas, vosotros también podéis ser misioneros y misioneras incluso en estos difíciles tiempos de pandemia que nos impiden abrazarnos como todos quisiéramos y que incluso nos impiden salir a la calle a realizar las actividades que realizabais en anteriores campañas misioneras. Cada vez que hacéis un gesto de amor, de solidaridad y de cariño con todos esos niños y niñas que todavía no conocen a Jesús, algunos de los cuales son migrantes y viven entre nosotros, estáis mostrando que os comportáis con ellos como hermanos y que sois familia de Jesús.

Podéis mostrar vuestro cariño y solidaridad de muchas maneras. Una de las más importantes es rezando a Dios por las vocaciones misioneras y por el bienestar de todas las personas del mundo. Podéis rezar solos o en grupo con vuestros amigos, compañeros y profesores del colegio, con vuestros padres y hermanos y con la comunidad eclesial, en la misa dominical o en los grupos parroquiales de los que participéis. Rezad también por vuestras familias y por la gran familia que es la Iglesia. Rezad con alegría porque ‘somos familia’.

Lo que vosotros y vuestras familias podáis aportar de vuestros ahorros a esta Jornada también será una muestra de vuestra generosidad y cariño para con los más necesitados, que son también nuestros hermanos. De esta manera, a medida que todas las personas del mundo entero puedan vivir mejor gracias a la solidaridad de todos, nos sentiremos más felices y descubriremos que el amor de Dios Padre se hace realidad en todos sus hijos e hijas. Descubriremos que realmente somos la gran familia de Dios.

Que la Santísima Virgen os acompañe y ayude con su cariño y ternura, queridos niños y niñas, a ser mejores personas y cristianos, en compañía de vuestras familias, educadores y amigos. Para todos vosotros y para todos los que os han acompañado de una forma o de otra en la bella tarea de participar de la gran familia misionera, mi abrazo fraterno y mi bendición”.

 

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