Que María, Madre de Cristo y Madre nuestra, Reina de las Misiones, vele por todos nosotros
- On 7 de marzo de 2025
OMPRESS-ROMA (7-03-25) Con esta invocación concluye la carta de despedida, especialmente de la familia de quienes trabajan y dedican su vida y afanes a las Obras Misionales Pontificias, enviada por Mons. Emilio Nappa, hasta ahora Presidente de las Obras Misionales Pontificias, nombrado por el Papa Francisco para una nueva labor en la Santa Sede. Ha querido manifestar su agradecimiento a responsables, voluntarios y colaboradores de las OMP.
“Estimados directores y queridos hermanos y hermanas de la familia de las Obras Misionales Pontificias:
Como sabéis por el Boletín de la Santa Sede del pasado 25 de febrero, el Santo Padre me ha nombrado Secretario General de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, con efecto a partir del 1 de marzo de 2025. Agradeciendo al Papa su confianza, asumo este nuevo cargo con obediencia filial y sentido de responsabilidad, dejando, consecuentemente el de Presidente de las Obras Misionales Pontificias.
Por eso escribo estas pocas líneas, para daros las gracias a todos y a cada uno. En primer lugar, a los Secretarios Generales de las cuatro Obras, a la Responsable de Administración, a los Directores Nacionales y Diocesanos con su personal y sus voluntarios, así como a nuestros colaboradores aquí en Roma, por el camino que hemos recorrido juntos. Muchas gracias de nuevo por vuestra amable acogida al comienzo de mi servicio en las Obras Misionales Pontificias. Fue un hermoso momento que siempre guardaré en mi corazón. Gracias, pues, por la colaboración y el trabajo que hemos realizado juntos a lo largo de dos años y tres meses intensos en comunión de intenciones, durante los cuales he tratado de vivir siempre con sentimientos de solicitud fraterna y eclesial.
Quisiera agradecer de modo especial al cardenal Luis Antonio G. Tagle por la paterna y sabia autoridad con la que me acogió en el Dicasterio, así como por su apoyo y guía durante este tiempo.
Con la ayuda fundamental de los Secretarios Generales y de la Hna. Roberta, conseguimos en poco tiempo, con la ayuda de la Dirección Croata, inaugurar el camino de las Obras Misionales Pontificias en Albania; luego establecimos una representación en el Vicariato Apostólico de Arabia; y sentamos las bases, con la ayuda de la Dirección Polaca, para el establecimiento de una Dirección Nacional en Ucrania.
Recuerdo con gratitud, en particular, las contribuciones de cada uno de vosotros en las Asambleas Generales y las Asambleas Especiales, en el camino de la revisión de los Estatutos aún en curso; en los encuentros formales e informales con muchos de vosotros durante las conferencias misioneras y las sesiones de formación, en Roma o en los diversos países que he visitado. Muchas gracias por todo, y pido disculpas si he faltado en algo.
Al comenzar mi nuevo encargo, después de haber hecho los ejercicios espirituales en los días precedentes, quisiera aseguraros mi cercanía a todos vosotros, así como la comunión constante de oración y misión. Os pido humildemente que sigáis rezando por el Santo Padre y que recéis también por mí. Que el Señor nos conceda a todos la gracia de trabajar generosa e incesantemente por su Iglesia y por la venida del Reino de Dios. Que María, Madre de Cristo y Madre nuestra, Reina de las Misiones, vele por todos nosotros”.