“Milagros”, en un barrio pobre de Brasil

“Milagros”, en un barrio pobre de Brasil

  • On 13 de abril de 2021

OMPRESS-BRASIL (13-04-21) Desde su comunidad de San José en Betim, Belo Horizonte, Brasil escribe la hermana María Nieves Fonseca. Esta Carmelita Misionera felicita la Pascua, además de hablar de las “manos solidarias” y los “milagros” que se suman a su entrega por los más necesitados.

“Con alegría y mucha gratitud recibo la felicitación de la Pascua del Señor. Es una fuerza la que viene de la comunión que nos une a todos, sobre todo en estos momentos que nos toca vivir. Debido a este momento tan penoso, con la ayuda de muchas manos solidarias que se unen a nosotras en el barrio de Bandeirinhas, donde vivimos y tenemos nuestra misión, estamos ayudando a muchas familias. En total pasan de las 200. Con la protección de San Jose y Santa Teresita no nos faltan manos solidarias que hacen que no falte el alimento para repartir. También hemos podido llegar a la cárcel, que alberga a más de 800 presos, la mayoría jóvenes. Cada uno ha recibido un chocolate con un mensaje de cercanía e fraternidad. Siempre confiadas en sus oraciones seguimos dando la vida para que el Señor Jesús Resucitado sea amado, conocido y glorificado”.

Normalmente, cuenta la hermana María Nieves, ayudaban a unas 45-50 familias en situación de vulnerabilidad social, pero la pandemia ha multiplicado por cuatro el número de familias, sobre todo de inmigrantes venezolanas que llegan huyendo de su país. Pasan apuros para ayudarlas, aunque también ocurren “milagros”. La hermana cuenta uno, el que llama el “milagro de San José”:

“Estando un día rezando un tanto angustiada por la situación y no ver cómo iríamos a enfrentar esta crisis, recibí una llamada de Sao Paulo de una señora Isabel que fue alumna mía en Mozambique y que hacía ocho años no me comunicaba más con ella, para saludarme y preguntar si necesitaba algo. Claro que le dije que sí y le conté la situación. Enseguida nos pidió una cuenta en el banco para colocar 2.000 reales y comprar lo que necesitáramos con la promesa de que continuaría en contacto para ayudarnos. Abrió una puerta para las ayudas que han ido llegando de las Comunidades de nuestra Parroquia, Parroquias vecinas, los Franciscanos, algunos de los movimientos sociales y otros que se fueron informando. Damos gracias a Dios que, por su Bondad infinita, nos hace canales de su Misericordia, y nunca abandona a los que necesitan de ayuda y protección”.

 

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