OMPRESS-BRASIL (27-01-23) Esta semana el Consejo Indigenista Misionera de la Iglesia de Brasil hacía público un manifiesto exigiendo medidas urgentes para proteger la vida de los indígenas y contra las invasiones ilegales de sus territorios indígenas. Todo ello por los últimos sucesos de violencia que han tenido lugar en las últimas semanas.

El CIMI, el Consejo Indigenista Misionero, en su nota hace un recorrido por estos últimos ataques porque “la violencia contra los pueblos indígenas ha vuelto a mostrar sus garras de intimidación y muerte”. Así relata cómo el 9 de enero, pistoleros a sueldo dispararon contra dos jóvenes del pueblo indígena Mura, en el municipio de Autazes, Amazonas. Los jóvenes recolectaban castañas dentro de su territorio tradicional, que ha sido invadido por granjas. La situación es de conocimiento de las autoridades públicas y las denuncias de amenazas y violaciones se acumulan impunemente. Ese mismo día 9, en el Maranhão, otros dos jóvenes guajajara recibieron disparos cuando caminaban por una vía que cruza el territorio indígena Arariboia. Ambos recibieron disparos en la cabeza y tuvieron que someterse a procedimientos quirúrgicos de emergencia. El ataque repitió las mismas características de otros ataques que, en septiembre de 2022, mataron a tres indígenas de este mismo territorio.

El 17 de enero, los jóvenes Samuel y Nauí, del pueblo Pataxó, fueron brutalmente asesinados a balazos en el extremo sur de Bahía, en un contexto de recuperación de territorios robados por campesinos en los límites del territorio indígena Barra Vieja. En Rondônia, se han intensificado las invasiones y la violencia dentro del territorio indígena Karipuna, ya demarcado y aprobado, por parte de usurpadores de tierras, madereros y mineros: “Además de la grave situación del pueblo Karipuna – vulnerable y escaso en número, luego de ser casi diezmado durante el desastroso contacto forzado de la década de los setenta –el contexto en este territorio es aún más dramático por la presencia de indígenas aislados. Los Karipuna han encontrado rastros de personas aisladas cada vez más cerca de su aldea, lo que indica que ellos también están atrapados.

En la misma semana, un líder espiritual del pueblo guaraní fue secuestrado y torturado en el oeste de Paraná, según denunció el jefe de tekoha Y’hovy, de Guaíra, en el contexto de conflictos derivados de la falta de demarcación de territorios tradicionales. Por eso, explican desde el CIMI, “el inicio del año demostró que la escalada de violencia contra los pueblos indígenas sigue siendo estructural y avanza con sus habituales rasgos de crueldad y virulencia”.

Al nuevo gobierno de Lula, el CIMI le pide “que actúe, desde el inicio de manera enérgica, contundente, incontestable, para proteger la vida de los pueblos indígenas y salir al paso a esta escalada de violencia, previniendo cualquier escenario de impunidad”. Le pide que retome “la política de demarcación y protección de los territorios indígenas”, porque “el reto indiscutible de recuperar la convivencia democrática en el país pasa claramente por garantizar los derechos fundamentales de los pueblos indígenas”.