La biblioteca de la hermana Mellis

La biblioteca de la hermana Mellis

  • On 12 de marzo de 2019

OMPRESS-REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (12-03-19) Desde la República Democrática del Congo escribe la hermana comboniana Amelia Romo. Esta misionera habla de la biblioteca que abrieron las hermanas y que lleva el sugerente nombre de Jóvenes, Esperanza del Mañana:

“Ya son las 3 de la tarde! tengo que abrir la biblioteca… Marcelina como siempre, cerca de la puerta con su hermana Susan esperando que les abra la puerta para hacer lo que les corresponde y estar listas para acoger a los niños y jóvenes que vendrán; libros, agua, sillas, entradas, etc. ya todo está listo para acoger los que vendrán  a estudiar.

Hola, soy la Hna. Amelia Romo Márquez, mejor conocida como la hermana ‘Mellis’. Soy mexicana y tengo 41 años. Soy Misionera Comboniana y me encuentro en la Republica Democrática del Congo. Actualmente estoy en la comunidad de Isiro, que se encuentra en la provincia de Haut Uelé (Alto Huelé) al norte del país. A mí me gusta mucho trabajar con los niños y jóvenes; y he tenido la suerte de trabajar en todas mis misiones con ellos: impartiendo clases en las escuelas, acompañando grupos vocacionales, dando temas para grupos de formación, acompañando las jóvenes que quieren ser misioneras, realizando actividades durante el ciclo escolar y durante las vacaciones, etc.

Cuando era pequeña jugaba mucho a la ‘escuelita’, un poco más tarde, creí que no era muy interesante el trabajo de ser maestra. Ahora me encuentro realizando lo que empezó como un juego de niña, convertido en una actividad que me llena de alegría y me da vida. Doy clases en la escuela secundaria (religión y educación a la vida). Disfruto mucho los momentos de las clases, las juntas de profesores, las relaciones con el personal de la escuela, etc.

A partir de nuestros encuentros, de la realidad del lugar y por la demanda del personal, se han creado  otras actividades que me ayudan a continuar trabajando siempre por los niños y jóvenes. Una de estas  actividades que disfruto mucho es, nuestra biblioteca llamada ‘Jeunes, l’espoir de demain’ (jóvenes, esperanza del mañana) de la cual les hablaba al inicio.

Nuestro proyecto comenzó en el año 2014; viendo la necesidad de inculcar el amor por la lectura y ofrecer también un espacio apropiado para estudiar, me animaron a comenzar este espacio para los jóvenes. Empezamos sensibilizando las escuelas de nuestra parroquia que respondieron favorablemente brindándonos también su apoyo.

A nuestra biblioteca empezaron a llegar muchos niños, con el entusiasmo de poder tener un libro entre sus manos. Como ellos no están acostumbrados a leer, hemos pedido colaboración a algunos jóvenes para acompañar a los más pequeños; tenemos 3 grupos: uno de 3º y 4º de primaria, otro de 5º y 6º de primaria y el último de la secundaria. Los de la secundaria leen y estudian solos, pero casi siempre piden ayuda para sacar información de los libros o preparar exposiciones para la escuela, entonces de este último grupo me encargo yo. Hay otro grupo más pequeño  que son algunos profesores o estudiantes de la universidad que vienen a ver el programa de estudios y a buscar libros de literatura que les han pedido.

Es bonito ver llegar a los niños con alegría y seguir las reglas de la biblioteca. Estoy segura que también a ustedes les gustaría ver todo el movimiento que tenemos para poder llevar a cabo esta actividad. Imagínense desde que llegan, los niños siguen al pie de la letra las reglas de la biblioteca: registran su entrada (comprada por casi nada y que les permite entrar 10 veces), se lavan las manos (ya que siempre las traen sucias), depositan su entrada con el derecho a coger un libro, después se sientan y esperan a que llegue la persona que les ayudara a estudiar.

Para lograr más participación, hemos creado algunas disposiciones que hacen que los niños sean frecuentes en nuestra biblioteca. Por ejemplo, compramos sillas apropiadas para los más pequeños; esto hace que se sientan contentos e importantes ya que en su casa no tienen sillas pequeñas para ellos. Tenemos también, muchos juegos didácticos que utilizamos durante una media hora antes de cerrar la biblioteca. Los niños disfrutan mucho ya que para ellos todo es novedad: rompecabezas, los pares, los palillos chinos, juegos de construcción, etc. Además de los estudios, durante el año, programamos concursos de lectura, dibujo, etc. Y también realizamos manualidades que les hacen sentirse en el cielo.

Los jóvenes que nos ayudan a mantener viva la biblioteca son ‘becarios’ nuestros. Quiere decir que les pagamos los estudios por diferentes razones. Pero claro, al pagarles los estudios, les pedidos una manita en nuestras actividades: les ayudamos a ser más responsables y nos ayudan para continuar con este espacio que tanto les gusta y les ayuda para su futuro. Sin duda la biblioteca quedará en muchos corazones de los niños.

Le agradezco a Dios por todo lo que nos da para seguir compartiendo la alegría en medio de estos pueblos tan amados por El. Gracias también a cada uno de ustedes que espiritualmente o materialmente hacen posible nuestra presencia en medio de estos pueblos”.

 

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