Intención de oración del Papa para el mes de julio: los ancianos, maestros de la ternura

Intención de oración del Papa para el mes de julio: los ancianos, maestros de la ternura

  • On 5 de julio de 2022

OMPRESS-ROMA (5-07-22) Recemos por los ancianos que representan las raíces y la memoria de un pueblo, para que su experiencia y sabiduría ayude a los más jóvenes a mirar hacia el futuro con esperanza y responsabilidad, es la intención que propone el Papa Francisco para este mes, recogiendo una de las ideas en las que más ha insistido durante su pontificado.

“No podemos hablar de la familia sin hablar de la importancia que tienen los ancianos entre nosotros”. Dice el Papa en el vídeo grabado para explicar esta intención de oración. “Nunca fuimos tan numerosos en la historia de la humanidad, pero no sabemos bien cómo vivir esta nueva etapa de la vida: para la vejez hay muchos planes de asistencia, pero pocos proyectos de existencia. Las personas mayores tenemos a menudo una sensibilidad especial para el cuidado, para la reflexión y el afecto. Somos, o podemos llegar a ser, maestros de la ternura. ¡Y cuánto! Necesitamos, en este mundo acostumbrado a la guerra, una verdadera revolución de la ternura. En esto tenemos una gran responsabilidad hacia las nuevas generaciones”.

“Recordemos: los abuelos y los mayores son el pan que alimenta nuestras vidas, son la sabiduría escondida de un pueblo, por esto es preciso celebrarlos, y he establecido una jornada dedicada a ellos. Recemos por los ancianos, que se conviertan en maestros de ternura para que su experiencia y su sabiduría ayude a los más jóvenes a mirar hacia el futuro con esperanza y responsabilidad”.

Su insistencia en que no se deje de lado a los ancianos ha sido una constante desde que el Papa Francisco ocupara la Sede de Pedro. Lo recordaba con respecto a los misioneros en el libro entrevista “Sin Él no podemos hacer nada”, publicado por Gianni Valente tras el Mes Misionero Extraordinario 2019: “Tengo en mente muchos misioneros y misioneras, también ancianos, que han consumido toda su vida entregados al amor de Cristo. Han hecho muchas cosas, con una energía incansable, y los demás han percibido que todo lo que ellos han hecho y continúan haciendo es un reflejo, una reverberación de su amor por Cristo, y del amor de Cristo a ellos”. También, en otra respuesta de este libro hacía referencia a la ternura que despiertan estas mujeres y hombres que han gastado su vida por el Evangelio: “es lo que se puede ver cuando se visita las casas de retiro de los misioneros ancianos, con frecuencia con achaques por la vida que han tenido. Un misionero me ha dicho que muchos de ellos pierden la memoria y ya no recuerdan nada del bien que han hecho. ‘Pero no tiene importancia’, me decía, ‘porque el Señor lo recuerda muy bien’”.

 

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