Detener las guerras

Detener las guerras

  • On 30 de marzo de 2020

OMPRESS-ROMA (30-03-20) “Los conflictos no se resuelven a través de la guerra” y el Covid-19 “no conoce fronteras” es el llamamiento hecho por el Papa Francisco ayer al finalizar el Ángelus, transmitido vía streaming, como en los últimos domingos. “En los últimos días”, señalaba el Papa, “el Secretario General de las Naciones Unidas ha lanzado un llamamiento a un ‘alto el fuego global e inmediato en todos los rincones del mundo’, recordando la emergencia actual por el Covid-19, que no conoce fronteras. Un llamamiento al alto el fuego total.

Me uno a cuantos han acogido este llamamiento e invito a todos a aceptarlo deteniendo toda forma de hostilidad bélica, favoreciendo la creación de pasillos para la ayuda humanitaria, la apertura a la diplomacia, la atención a quienes se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad. Que el compromiso conjunto contra la pandemia pueda llevar a todos a reconocer nuestra necesidad de fortalecer los lazos fraternos como miembros de una única familia. En particular, que susciten los responsables de las naciones y entre las partes enfrentadas un compromiso renovado para superar las rivalidades. ¡Los conflictos no se resuelven mediante la guerra! Es necesario superar los antagonismos y contrastes, mediante el diálogo y una búsqueda constructiva de la paz”.

En la reflexión del Ángelus previa a estas palabras, el Papa ha recordado el Evangelio de la resurrección de Lázaro de este domingo: “También hoy Jesús nos repite: ‘Quitad la piedra’. Dios no nos creó para la tumba, nos creó para la vida, bella, buena, alegre. Pero ‘la muerte entró en el mundo por envidia del diablo’, dice el Libro de la Sabiduría, y Jesucristo vino a liberarnos de sus lazos. Por eso, estamos llamados a quitar las piedras de todo lo que sepa a muerte: por ejemplo, la hipocresía con la que se vive la fe, es muerte; la crítica destructiva hacia los demás, es muerte; la ofensa, la calumnia, es muerte; la marginación del pobre, es muerte. El Señor nos pide que quitemos estas piedras del corazón, y entonces la vida florecerá a nuestro alrededor. Cristo vive, y quien lo acoge y se adhiere a él entra en contacto con la vida. Sin Cristo, o fuera de Cristo, no solo no está presente la vida, sino que se cae en la muerte”.

 

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