Cardenal Carlos Amigo, corazón misionero

Cardenal Carlos Amigo, corazón misionero

  • On 28 de abril de 2022

OMPRESS-SEVILLA (28-04-22) Ayer fallecía el cardenal Amigo, arzobispo emérito de Sevilla en el Hospital Universitario de Guadalajara como consecuencia de una insuficiencia cardiaca. Religioso franciscano siempre estuvo muy vinculado al mundo misionero, como obispo de Tánger y como presidente de la Comisión Episcopal de Misiones.

Carlos Amigo Vallejo nació en Medina de Rioseco, Valladolid, en 1934. Abandonó sus estudios de Medicina en el noviciado de los Frailes Menores. Tras ordenarse sacerdote es destinado a Madrid, donde compagina sus estudios de Psicología con el profesorado en centros de educación especial. En 1970 es nombrado Provincial de la Provincia Franciscana de Santiago.

En 1973 es nombrado arzobispo de Tánger y el 22 de mayo de 1982, de Sevilla. Estuvo al frente de esta archidiócesis hasta noviembre de 2009. Fue creado cardenal en 2003. De 1999 a 2005 fue presidente de la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación con las Iglesias, a la que siguió vinculado después como miembro de la misma.

Siempre dispuesto a colaborar con las campañas de las Obras Misionales Pontificias, en los encuentros de formación y en las diversas actividades de animación misionera, llevó siempre en su corazón el recuerdo de los casi diez años pasados al frente de la archidiócesis de Tánger. Gran y agradable conversador, eran muchas las anécdotas que contaba sobre aquellos años. En un artículo de ABC, escrito con motivo del Domund, una de las fechas marcadas siempre con cariño en su calendario, recordaba a una religiosa española que había estado prácticamente toda su vida en una misión lejana. Aquella mujer se había identificado con el pueblo, al que había sido enviada, hasta hacerse uno de ellos. Hablaba idiomas e incluso dialectos, pero, contaba el cardenal, cuando aquella religiosa rezaba, rezaba siempre en su lengua materna. Casi haciendo un paralelismo con esta misionera, se puede decir que el cardenal Carlos Amigo tampoco olvidaba sus raíces. Cuando hablaba, siempre lo hacía con el Evangelio en los labios y la misión en el corazón.

 

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