Beatificación de los mártires misioneros de Izabal, Guatemala

Beatificación de los mártires misioneros de Izabal, Guatemala

  • On 29 de octubre de 2018

OMPRESS-GUATEMALA (29-10-18) Este 27 de octubre en la localidad de Morales, en el Vicariato Apostólico de Izabal, Guatemala, ha tenido lugar la ceremonia de beatificación del misionero franciscano italiano Tullio Maruzzo y del laico Luis Obdulio Arroyo Navarro, asesinados en 1981 y reconocidos como mártires.

La tarde del 1 de julio de 1981, al final de una intensa jornada de trabajo apostólico, el misionero volvía a la parroquia acompañado de Luis Obdulio. El automóvil en el que viajaban fue detenido, obligándoles a descender, siendo acribillados mortalmente y abandonados en el margen de la carretera. Los asesinatos del misionero y el catequista ocurrieron en una época terrible de la historia guatemalteca. De hecho el año pasado fue beatificado otro misionero, el padre Stanley Rother, párroco de Santiago Atitlán en Sololá, que fue martirizado el mismo mes que los mártires de Izabal.

Cientos de feligreses católicos han acudieron a la cita de este sábado 27 de octubre en el polideportivo de Morales, en Izabal, para presenciar la beatificación, que fue presidida por el Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, el cardenal Giovanni Angelo Becciu.

De su homilía destaca la referencia al mensaje de estos dos mártires misioneros: “En primer lugar, en este mes de octubre dedicado a las misiones, brota espontáneamente un recuerdo agradecido y sincero a todos los misioneros y misioneras que, al igual que el Padre Maruzzo, han abandonado su tierra natal y han entregado sus vidas para anunciar el Evangelio de Jesús. En segundo lugar, en el martirio de nuestros dos hermanos, se confirma la profecía de Tertuliano: ¡la sangre de los mártires es semilla de una nueva vida! Ya desde poco tiempo después de la muerte del Padre Tullio y de Luis Obdulio, los fieles de Quiriguá, de Los Amates, de Morales, constataban los frutos: el despertar cristiano de la comunidad, la perseverancia en las pruebas, la unidad y la mejor organización de los grupos parroquiales; nuevas vocaciones sacerdotales y religiosas”.

 

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